Generalmente cada diez años suele cambiar el tipo de música que enloquece a los jóvenes. En los 70 surgió la música disco marcapaquete, a estos les siguieron los melenudos de los 80. No importa que no supieras tocar ni la zambomba, si tenias pelo en la cabeza como para pasar por un Wookie, eras apto para grabar un disco. El gusto por el vello disminuyó a medida que aumentaba el valor de las acciones de Gillete. Los barbilampiños aprovecharon la coyuntura en los 90 y las boys bands surgieron como setas en busca de una carpeta que adoptara sus fotos.
Llegan los 2000 y las chicas se han hartado de tanto jovencito imberbe, quieren un modelo que seguir: comienza el reinado de las perras del pop, amenazado por la irrupción a tiros del gangsta rap. Finalmente llegarían a una tregua y perras y gangstas decidirían fusionarse. Toda canción de una perra del pop tendría a partir de entonces un estribillo rapeado y viceversa.
Hoy día, con la explosión de internet, la muerte de la vieja economía y la implantación de la larga cola, no existe un pilar básico en la industria de la música, triunfando una amplia variedad de fórmulas. Es lo que yo llamo: la era del nabo, porque todo el mundo escucha lo que le sale de ahí.
A lo largo del tiempo no sólo ha ido menguando la ropa, el pelo o la decencia de los músicos, también su edad, siendo todos insultantemente jóvenes. Sin embargo, hubo un tiempo en que los hombres de mediana edad dominaban el cotarro. Voces como la de Frank Sinatra, Dean Martin, Wayne Newton, Robert Goulet... hombres que escupían alcohol, eructaban gas metano, se afeitaban la espalda con corta cesped, vivían las noches de Atlantic City y Las Vegas y se permitían el lujo de rechazar mujeres porque detrás tenían cuarenta más esperándoles. Este es mi pequeño tributo a ellos y a esos tiempos en que fumar molaba, los autocines eran rentables y el mundo se respiraba libertad.
Glenn Campbell - Wichita Lineman: La primera vez que la escuche no presté atención a la letra, lo cual era algo común en mi, por lo que pensé que la tal Wichita era una india americana y la balada un canto al amor interracial, pero no, trata de un operario encargado de arreglar el tendido telefónico en los páramos que separan las ciudades norteamericanas, y que siempre son los primeros en morir durante las catastrofes relacionadas con bichos cabreados. Lease: Temblores, Aracnofobia, Arack attack o los documentales de Michael Moore.
Andy Williams - Moon River: lo único que puede ablandar el corazón de Nelson Muntz es este temazo ampliamente versionado a lo largo de los años. Cualquiera que haya visto Desayuno con diamantes la reconocerá enseguida como parte de su banda sonora. Si hasta dan ganas de comerse un croissant. ¿Y qué se puede decir de Andy Williams? Su voz fue declarada por Reagan, tesoro nacional; ganó el Oscar a la mejor banda sonora por esta canción y hasta hace poco continuaba actuando en su teatro de Branson, Missouri.
Johnny Cash - The ring of fire: El hombre de negro, el que gustaba de rodearse de presos, idolatrado por NIN, nombrado gangsta rap honorario por el mismísimo Snoop Dog; gran desconocido en España pese a que puso la voz del coyote que guiaba a Homer Simpson en busca de su media naranja y sus apariciones en la Doctora Quinn. Una leyenda en definitiva, que nos trae este tema, que no se muy bien de qué trata (yo creo que del matrimonio)
Robert Goullet - Memory: El bigote de América aunque pasó gran parte de su juventud en Canadá (¡qué casualidad!) Actuó en el casino de la casa del árbol de Bart Simpson, hizo un cameo en "Yo y el mundo", la serie fetiche del blog y, aunque en la wikipedia no pone nada al respecto, nos deleitó con sus Navidades Cajún en Gremlins 2. Aquí le tenemos cantando una de las canciones que hicieron famosa a Barbra Streisand: "Memory". He hecho una apuesta con un lector del blog, él dice que Goulet es un maniqui; yo digo que es un animatrónico.
"La era del nabo, porque todo el mundo escucha lo que le sale de ahí"
ResponderEliminarJajajajaja, como me reí con eso, y qué gran homenaje has rendido a la música de verdad, la música como arte y no como subproducto comercial, sin identidad ni valentía.
Estupenda selección, también.
A los calamares de verdad nos gusta este estilo tan eterogéneo, desde la balada al swing, pasando por el rock :)
Robert Goullet es un holograma, ni maniquí ni animatrónico: es un holograma y encima en baja resolución, y pariente de Julian Muñoz para más señas.
ResponderEliminarSaludetes!!!!
Me alegro que le haya gustado Doña Raba :) Celebro encontrar a alguien con tan buen gusto. Yo siempre he dicho que no hay que quedarse en un sólo estilo, que hay que ir variando. Si hasta me gusta Manu Carrasco (bueno sólo una canción)
ResponderEliminarHemos vivido una época muy mercantilista en todos los aspectos del arte y el ocio: música, cine, televisión, comic, videojuegos... pero todo vuelve; y aunque ya no se pueda hacer nada por Jonny Cash, estoy seguro que en el futuro alguien tomará su relevo.
Jajaja, apunto tu apuesta Tortlon. En dos semanas saldremos de dudas, ¡¡ya tengo un vidente y un billete a Las Vegas!!
Besos y abrazos!!