Dicen que a veces las cosas más simples son las que requieren de todo nuestro esfuerzo, pero el que necesitara de una hora, una linterna, un taburete y la ayuda de un zahorí para encontrar en mi habitación un simple bolígrafo, me pareció del todo ridículo. En el momento en que desempolvaba un ajado rotri que se ocultaba de mí bajo una estantería, me di cuenta de que había arrinconado en un lugar apartado de mi mente (justo al lado de las instrucciones para programar un video), el hábito de escribir a mano.
Mientras andaba en busca del boli perdido, hallé de forma inesperada un puñado de apuntes de cuando iba al instituto y puntuaba a mis compañeras de clase de una forma objetivamente machista pero con cierto éxito. Aún recuerdo cuando le dí un seis a la Puri en la categoría culo, y anduvo tras de mi un mes amenazándome para que le subiera la nota. No lo hice y una tarde al salir de clase me tiró un borrador a la cabeza. Me gané una cicatriz perpetua en la cabeza pero mi integridad no se vio mermada.
Era curioso, tenía retazos en papel de mi vida en el instituto pero de la universidad, los apuntes de clase y porque me costaron en su época un ojo de la cara y tenía que amortizarlos. Lo que diferenciaba una época de otra, es que una no tenía PC y en la otra si.
En la universidad todo lo que escribía lo hacía en el ordenador. Llevaba adelante varios archivos de texto en los que me desahogaba a falta de compañeros con los que compartir las penas. Además así podía continuar mi tarea de puntuaje femenino desde la seguridad del anonimato. A la Puri volví a encontrármela de nuevo a la salida de Magisterio y le bajé la nota. Me abstuve de comentárselo.
Aprendí a hacer copias de seguridad cuando perdí seis años de mi diario electrónico en el tiempo que un poeta tarda en alabar la mirada dulce de su amada.
Mi caso no fue aislado, la gente ya no escribe en papel, las papelerías sobreviven gracias a las instituciones educativas y su fin está próximo si sale adelante el plan de dar a cada niño un portátil; Faber - Castell está cerca de la bancarrota... Pero no es algo aislado de un sector como el papelero.
Esta sociedad tan superficial en la que prima la inmediatez por encima de la profundidad, la cantidad por la calidad, en la que es mejor olvidar rápido que reflexionar sobre el pasado, ha abrazado con pasión la tecnología digital, con cámaras que permiten borrar recuerdos con un desapasionado click, armarios de ceros y unos en los que colocar nuestros escritos, y no contentos con eso, a medida que la tecnología avanza, los medios de conservación de nuestros trabajos, de nuestros recuerdos, se van sucediendo sin control y sin compatibilidad posible.
Cuenta la mitología griega y un anuncio de Red Bull, que Sísifo fue condenado por el dios Hades a subir una pesada roca por una empinada ladera, sólo para ver como una vez conseguido el objetivo, esta rodaba colina abajo, volviendo a tener que subirla. Y así por toda la eternidad.
Con nuestros datos pasa lo mismo, estamos condenados a copiarlos a otros formatos por los siglos de los siglos, a riesgo de que se pierdan en la obsolescencia tecnológica. ¿Alguien guarda algún archivo en disquetes de 5 1/4? Y cuando no es el medio físico es el lógico: de Wordperfect (¿alguien lo recuerda?) a Word, de DBASE a Oracle
El código de Hammurabi es una tableta de piedra de casi cuatro mil años en el que se detallan las normas de convivencia que regían la antigua Mesopotamia. Otra cosa no será la piedra, pero resistente un taco, por ello ha podido traspasar la barrera del tiempo hasta recalar en nuestros días. Con su estudio hemos conocido lo de "Ojo por ojo" = ojo al cuadrado. Pero, ¿qué podrán decir los historiadores del futuro de nuestra época?
Quizás los arqueólogos del futuro conozcan de nuestras leyes por la tumba de un opositor a auxiliar administrativo al que el apocalipsis pilló leyendo el código civil en el baño (único compartimento estanco, o debería serlo, que puede preservar el papel) pero si encuentran un DVD lo único que podrán hacer con él será usarlo de posavasos como si fuera de PRINCO. Es de suponer que en menos de una década los reproductores de DVD hayan desaparecido, a no ser que sobreviva un almacen de Playstations 3 sin vender.
Y así, puede que cuando nuestra civilización caiga, los potentes servidores de google se apaguen para siempre, los mp3 pasen a ser pedazos de plástico inservible y lo único que sobreviva, sea una cinta de Camela y otra con los mejores chistes de Jaimito Borromeo, los únicos preparados para proyectar su talento hacia el futuro...
...chistes de Jaimito Borromeo...LA HECATOMBE!!!! a no ser que en el futuro la tierra tan sólo esté poblada por clones de Jose Luis Moreno, claro.
ResponderEliminarUn analógico abrazo!!!
P.D.:Pobre Puri.
Bueno, en simpatía tenía una magnífica nota hasta el intento de magnicidio. La verdad es que un 6 para su trasero estaba muy bien. Yo era muy exigente. En todos estos años sólo he visto un culo de 10. Y vaya pedazo de... pero bueno mejor no recordarlo que me dan ganas de tirarme delante del camión del tapicero.
ResponderEliminarJaimito Borromeo y el Señor Corrales, una pareja que podría poner en grandes aprietos a Batman...
Siempre odié las listas con puntuaciones varias. La primera vez que me incluyeron en una, por hacer la gracia, pegué dos guantazos y una patada en los huevos. Yo tenía 17 años.
ResponderEliminarYo espero que en el futuro encuentren también algún cd de Bisbal, para que se consuelen pensando que sea lo que sea que escuchen entonces, cualquier tiempo pasado no fue mejor :P
Un besote!
Yo salí elegido por mis compañeros dos años consecutivos como alumno más desconocido del curso, en una "lista" pública promovida por un profesor de filosofía; lo cual si lo piensas es un poco absurdo porque todo dios tenía que conocer mi nombre para ponerlo en la papeleta de la votación.
ResponderEliminarPor cierto, el profesor no pasó de 0 en ninguna de las categorías de mi lista. Ni siquiera en la de sonrisa.
Besos!!!
jajaja, qué recuerdos me han venido. Yo y otros amigos también puntabamos a las chicas de clase... pero en la universidad, el primer año, eso sí, así que hay excusa.
ResponderEliminarYo soy de los antiguos, prefiero escribir a boli los apuntes, aunque he de reconocer que los trabajos en ordenador se hacen mucho más rápidos.
Y la llegada del Powerpoint ha sido la revolución. Adiós a las pizarras y sus tizas de toda la vida.
PD- A La Rizos ni mirarla... jajaj
Es que lo de puntuar es un clásico como el mus. Y además nada machista porque las chicas tienen las suyas también, con lo que se convierte en un acto democrático :P
ResponderEliminarSi en las instituciones educativas hubiera gente competente con capacidad de decisión, se podrían hacer virguerias con Powerpoint, internet y demás, pero bueno vivimos en el pais de los catetos...
A La Rizos no la puntuaré porque se sale de las gráficas :)