Tanteé la mesa en busca del mando a distancia, pero no lo encontré. Abrí entonces los ojos y vi a mi madre trasteando con él. Miré hacia la pantalla para comprobar que resultado tenían sus maquinaciones y por poco se me atragantan los crispis, cuando vi que aparecían como por arte de magia más cadenas de televisión.
Hasta entonces me había preguntado siempre por que los mandos a distancia tenían tantos botones si sólo eran necesarios cuatro: dos para el volumen, uno para la primera y otro para la UHF. Al fin tenia la respuesta.
Lo que si que no recuerdo de aquel día es por qué terminé viendo en Canal +: Galaxy Express 999. No me enteré de mucho, sólo que había un tren que viajaba por el espacio y por poco lo perdían; pero me fui al colegio feliz, sabedor de que en el corrillo del recreo pronto se hablaría de las aventuras de los Transformers, de cual de las Cacao Maravillao necesitaba relleno o cual de los sacamantecas olía peor.
Canal + fue un exitoso canal de pago; más que eso, un símbolo de las clases pudientes que ante la inexistencia de los Cayennes y los pisitos para especular, alardeaban de tener el deseado decodificador en su salón. Los había incluso que llevaban la llave al cuello (los mismos que recibieron con los brazos abiertos la moda de las riñoneras)
Un niño decía "Tengo el plus en casa" y de inmediato se veia rodeado de compañeros, ávidos por ser tocados por ese pequeño midas de barrio, con la esperanza de que se les pegara la suerte.
- ¡Hala! - exclamaba alguno - tu padre debe ser ministro.
- O más - respondia el afortunado, orgulloso de poder ver al Madrid los domingos sin tener que bajar al bar a rodearse de chusma como nosotros.
Pero bueno, no todo eran películas porno para chinos, documentales o películas actuales; durante su historia hubo bastantes programas en abierto, en especial dibujos animados. La mejor de ellas: Rurouni Kenshin, El guerrero samurai, Samurai X... muchos nombres para una sola historia, la de Battosai el asesino, más conocido como Kenshin Himura: un samurai de la era Tokugawa que con las luces reformistas del gobierno Meiji decide dejar el mal visto acto de matar y expiar sus pecados de juventud ayudando a los demás con su espada de filo invertido, ideada no para matar, sino para hacer mucho daño (al fin y al cabo es una espada no un matasuegras)
En uno de sus peregrinajes, pues los pecadores vagan por el mundo, como servidor, recala en el Dojo de Kaoru, una joven seguidora del estilo Kamiya Kashin (pelea con espadas para señoritas, como lo que practican un grupo de melenudos en mi parque, pero eso es otra historia que será contada en su momento) Ahi arranca el anime, basado en un exitoso manga de Nobuhiro Watsuki (Y os preguntareis, ¿para qué pone el nombre si no me interesa? pues para arrastrar visitas fraudulentas, por cierto: quíntuple penetración)
No falta un sólo ingrediente en todo anime de éxito: un prota super poderoso que parece que va a perder pero que no, un enemigo que se convierte en amigo, una historia de amor irresuelta hasta el final y quizás, el que sea el mejor villano de las dos ultimas décadas: Makoto Shishio, un samurai cuyo cuerpo carbonizado aparece cubierto de vendajes, un estilo a la momia en versión japonesa pero manejando la katana y echando fuego por las manos (con truquillos eso si) cuyo objetivo es acabar con el gobierno Meiji causante de su desgracia.
Como toda némesis, tiene una banda de gente malvada que le ayuda en sus planes. A destacar un gigante controlado por un chino enano (que protagoniza el momento más emocionante de toda la serie) y Anji, un monje renegado que parte piedras con las manos desnudas, como un vasco haciendo un tunel en la montaña para que pase el AVE. Ni que decir tiene que intenté hacer lo mismo. Resultado: tres dedos rotos y un desconchón en la pared del salón, que allí se quedó. Por suerte me mudé pronto.
Pero si alguien destacaba en la malevola organización, era su secretaria y amante: Yumi, que estaba como para convertirse en dibujo animado y meterse a cabezazos en la televisión. Era la única mujer no plana de la serie y eso la hacía destacar más.No desvelaré ningun spoiler si digo que en un épico combate, Kenshin derrota a Shishio y desbarata su maligno plan. Finalizada esta "saga" se desarrollaban un par más que carecían del suficiente carisma como para ser recordadas.
Durante varios meses estuve madrugando todos los fines de semana para no perderme las pegadizas intros que precedían al capítulo, pues si de algo puede presumir El guerrero samurai es de tener la mejor banda sonora que yo recuerde. Sus canciones fueron las primeras que me aprendi en japones y reto a cualquiera a un duelo mortal de Karaoke con "It´s gonna rain" o "Tactics" Y no soy el unico chiflado por su música, en Internet abundan versiones de estos temas, cantadas por frikazos mayores que yo. Quien sabe, igual algún día me animo y cuelgo alguna mia.
Apuntad el tio grande a la lista de personajes que quise ser.
It´s gonna rain...nananaaaa Aún me acuerdo de aquella, también es la primera que canté yo en el karaoke friki del salón del cómic xD
ResponderEliminarEjem, ¿aceptas el duelo a muerte entonces? :) Yo en público no he cantado nunca, sólo delante de una persona como mucho, así que como llevas ventaja, lo de a muerte mejor lo quitamos ahora que lo pienso :P
ResponderEliminarBesos!!
Oh!
ResponderEliminarLos mangas y animes suelene tener premisas muy originales, pero se prolongan demasiado, su humor a veces es tosco, y hay cada final que déjalo ir. De todas maneras, em apunt oesta sugerencia :)
Tienes razón Raba, se suelen alargar muchisimo. Se nota con exageración que el autor tenía en mente una idea y que los productores o editores le obligan a alargarla.
ResponderEliminarEn cuanto al humor, es muy especial si, el típico japonés. En cualquier caso si te gusta la acción con toques de dramatismo y la historia japonesa, te la recomiendo encarecidamente.
Un abrazo!