A vueltas con mi nombre

El otro día, mirando la orla del instituto, descubrí que en mi clase habia un chaval llamado Telesforo; claro que nosotros no sabiamos que se llamaba asi. Se hacia llamar TV, incluso los profesores se referian a él comprensiblemente con ese mote. De otra forma, no hubiera salido vivo de 3º de la ESO.
Y es que los nombres pueden, y de hecho lo hacen, marcar la vida y la personalidad del que lo lleva. Sin ir más lejos: ¿alguien conoce a un Leonardo que no sea pintor?, ¿algún Rafael que no sea de Cordoba? o ¿alguna Jenny que no haga....?. Bueno ya sabemos todos a que se dedican las Jennys.
Como sabeis, mi nombre es Daniel, como el del primer domador de leones de la historia. Lo se, es un chiste pésimo, siempre suelo contarlo para romper el hielo, pero a la gente no le hace gracia. Puede que porque relacionan "domador" con Angel Cristo de forma inconsciente y eso da mal rollo la verdad. Por otra parte, que daño ha hecho Angel Cristo a los domadores, tanto que ahora se hacen llamar "técnicos de animación con animales" ofendiendose si los llamas de otra forma, al igual que los asistentes de vuelo se ofenden si les llamas azafatos (a mi personalmente me gusta más el termino: "camareros del aire", se acerca más a la realidad).
Volviendo al tema de los "danieles", yo vivi una infancia muy triste, pensando que apenas habia gente que se llamaba como yo. Es un motivo bastante estúpido por el que entristecerse, pero eso os dara una idea de la cantidad de tiempo libre que tenia por esa época.
Durante mi etapa escolar solo me encontré con un tocayo, mientras que los Miguel y los José abundaban (incluso habia tres que se llamaban chinchilla).
Hasta entonces yo pensaba que los "danieles" eramos cultos, inteligentes, con gran carisma, en definitiva, parecidos a mi. Pero he aqui que empece a hablar con chicas, la mayoria de las cuales desconfiaban de mi al presentarme. Yo pensaba que por mi olor corporal o mi ojo de cristal, pero el motivo era otro. No existe un solo Daniel que no le haya destrozado (temporalmente) la vida a una chica. Todos eran mezquinos, lujuriosos, celosos, infieles o del Barça.
La cosa llegó a ser tan preocupante que incluso pensé en cambiar de nombre y cumplir asi uno de mis sueños, ser llamado: Bocanegra Johnson.
Menos mal que en el registro civil me convencieron para que no lo hiciera, para ello me enseñaron una lista de personajes famosos llamados Daniel.
Daniel Larusso: que tan pronto daba cera, como te daba una galleta que te dejaba medio muerto; Dani Mellow: compañero inseparable de Mark Lenders en el Tohu; Daniel Boone: este no se muy bien que hacia, pero llevaba un traje de piel de castor fuera de temporada, con dos cojones; Daniel Bernouilli: toda la vida utilizando su teoria de mecanica de fluidos y ahora me entero que se llamaba asi y por último, que decir de Jack Daniels....
Pocos más hay, pero son suficientes como para no renegar de mi nombre. Al fin y al cabo, peor hubiera sido llamarse Telesforo.

PD: ¿Alguien ha leido el libro cuyo título encabeza este post?. Busco que me lo expliquen, porque por mucho que lo leo no consigo sacarle el argumento.

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