Apuntando hacia el sol, que brilla que es un primor. Lanzo una piedra con el pie, el zapato se me escapó. El jefe carpintero que hace footing... Escribo de memoria pues de tanto escucharla, se me ha quedado grabada en la memoria la sintonía de esta serie de Studio Gallop, basada en el manga de Osamu Akimoto.
Kochikame es la abreviación de Kochira Katsushika-ku Kameari Kōen Mae Hashutsujo, comisaria del parque de Kameari en el distrito de Katsushika, la historia del policía Kankichi Ryotsu y sus estrambóticos compañeros de la citada comisaria.
Este manga, que comenzó a publicarse en 1976 y continúa haciéndolo, es uno de los más longevos de Japón, con más de 1600 capítulos, sólo por detrás de Golgo 13. El comic no lo he leído, pero la serie de animación, con cerca de 300 episodios, si que la he podido disfrutar en un par de reposiciones en el canal autonómico, combina de forma magistral episodios costumbristas sobre la vida en el Tokyo pasado y presente que te hacen soltar una lágrima, con auténticos delirios surrealistas descacharrantes. (Por cierto, una pena que ya no se usen palabras como "Descacharrante" qué hubiera sido de Bruguera sin ella...)
Misteriosamente, apenas cuenta con un par de OVAs y una película realizada con actores reales, igual de hortera que aquella de Dragon Ball que circula por ahí y a la que Dragon Ball Evolution hace buena.
Ryo sólo tiene un objetivo en la vida, ganar dinero para gastárselo en maquetas y videojuegos, mientras lo consigue, trabaja de policía bajo la atenta mirada del Jefe Ohara, un agente de los de toda la vida, estricto, serio y con bigote. En cuanto se libra de su férrea vigilancia, trata de meter en líos a los demás agentes: Nakagawa, un playboy multimillonario fan de Harry el sucio (aunque posteriormente suavizaron al personaje) Reiko, una sex toon, rubia y de abundante pecho (todo lo contrario al canon de belleza nipón) y Terai, padre de familia y el único sin una característica destacable.
Sin embargo gran parte de su éxito se basa en sus delirantes secundarios: Maria, un transexual que ama a Ryo; Honda, que cuando se monta en una moto se transforma en un salvaje de la carretera; Volgo, que fue mercenario en los USA y cuya nariz sangra a chorros cuando se le acerca una mujer... y muchos más.
Como dije antes, la serie se puede dividir en dos según su temática, una alocada y otra costumbrista. La alocada es típica de muchos anime, Bobobo es el máximo exponente de esta tendencia, pero es en la parte costumbrista en la que destaca Kochikame. De los episodios en los que Ryo recuerda su niñez y su juventud, podemos aprender más sobre Japón y su sociedad que en cualquier curso universitario. Es algo así como "Cuéntame" pero con una diferencia: La serie española rezuma tristeza, desasosiego, derrotismo, regodeándose en ello, sin embargo el anime destila todo lo contrario; se siente la añoranza por tiempos más fáciles si, pero es más una exaltación de lo bueno que se pudo aprovechar de esa época, sin hacer hincapié en las miserias humanas. Desde luego el Japón de los 70 era otro mundo comparado con la España de la época, pero esta "optimista" visión del pasado, se puede ver en por ejemplo Doraemon, cuando el padre de Nobita recuerda los trabajos en el campo a los que les obligaba el ejército en plena segunda guerra mundial. Es una cuestión de mentalidad que hace de Kochikame un entretenido ejercicio de nostalgia y de Cuéntame un bodrio infumable.
Kochikame es la abreviación de Kochira Katsushika-ku Kameari Kōen Mae Hashutsujo, comisaria del parque de Kameari en el distrito de Katsushika, la historia del policía Kankichi Ryotsu y sus estrambóticos compañeros de la citada comisaria.
Este manga, que comenzó a publicarse en 1976 y continúa haciéndolo, es uno de los más longevos de Japón, con más de 1600 capítulos, sólo por detrás de Golgo 13. El comic no lo he leído, pero la serie de animación, con cerca de 300 episodios, si que la he podido disfrutar en un par de reposiciones en el canal autonómico, combina de forma magistral episodios costumbristas sobre la vida en el Tokyo pasado y presente que te hacen soltar una lágrima, con auténticos delirios surrealistas descacharrantes. (Por cierto, una pena que ya no se usen palabras como "Descacharrante" qué hubiera sido de Bruguera sin ella...)
Misteriosamente, apenas cuenta con un par de OVAs y una película realizada con actores reales, igual de hortera que aquella de Dragon Ball que circula por ahí y a la que Dragon Ball Evolution hace buena.
Ryo sólo tiene un objetivo en la vida, ganar dinero para gastárselo en maquetas y videojuegos, mientras lo consigue, trabaja de policía bajo la atenta mirada del Jefe Ohara, un agente de los de toda la vida, estricto, serio y con bigote. En cuanto se libra de su férrea vigilancia, trata de meter en líos a los demás agentes: Nakagawa, un playboy multimillonario fan de Harry el sucio (aunque posteriormente suavizaron al personaje) Reiko, una sex toon, rubia y de abundante pecho (todo lo contrario al canon de belleza nipón) y Terai, padre de familia y el único sin una característica destacable.
Sin embargo gran parte de su éxito se basa en sus delirantes secundarios: Maria, un transexual que ama a Ryo; Honda, que cuando se monta en una moto se transforma en un salvaje de la carretera; Volgo, que fue mercenario en los USA y cuya nariz sangra a chorros cuando se le acerca una mujer... y muchos más.
Como dije antes, la serie se puede dividir en dos según su temática, una alocada y otra costumbrista. La alocada es típica de muchos anime, Bobobo es el máximo exponente de esta tendencia, pero es en la parte costumbrista en la que destaca Kochikame. De los episodios en los que Ryo recuerda su niñez y su juventud, podemos aprender más sobre Japón y su sociedad que en cualquier curso universitario. Es algo así como "Cuéntame" pero con una diferencia: La serie española rezuma tristeza, desasosiego, derrotismo, regodeándose en ello, sin embargo el anime destila todo lo contrario; se siente la añoranza por tiempos más fáciles si, pero es más una exaltación de lo bueno que se pudo aprovechar de esa época, sin hacer hincapié en las miserias humanas. Desde luego el Japón de los 70 era otro mundo comparado con la España de la época, pero esta "optimista" visión del pasado, se puede ver en por ejemplo Doraemon, cuando el padre de Nobita recuerda los trabajos en el campo a los que les obligaba el ejército en plena segunda guerra mundial. Es una cuestión de mentalidad que hace de Kochikame un entretenido ejercicio de nostalgia y de Cuéntame un bodrio infumable.
Kameari es tu hogar
No hay comentarios:
Publicar un comentario