Los racionalistas del siglo XIX pensaban que el monopolio de la violencia gratuita estaba en manos del homo sapiens. Durante decadas Hollywood trató de rebatir esa idea con películas como "Tiburón 2", "Orca la ballena asesina", "Critters" o "La rebelión de las máquinas"; solo que en la vida real, los animales matan para comer, el único cajero que te puede llamar capullo sin despeinarse es el que se sienta detrás de un escritorio, y los Critters viven muy lejos.
Años despues, un orangután dió un manotazo a Julia Roberts y quedó demostrado que algunos animales, aparte de tener buen criterio, hacen gala de una mala leche irracional como la de sus parientes más evolucionados.
Sin embargo, si de cabritos no humanos se trata, el rey es el robot, cyborg o androide, como se les quiera llamar. Ellos son los protagonistas de una de las películas más inquietantes del cine de ciencia ficción de los 70: Westworld o Almas de metal, "acertada" traducción hispana.
Dos amigachos, juerguistas por las pintas que lucen, se dirigen a Delos, un futurista parque temático, donde las atracciones son androides disfrazados con los que interactuar a todos los niveles (ya sabeis a qué me refiero) en tres escenarios que recrean el imperio romano, el salvaje oeste y la edad media.
Los amigachos, yankees como ellos solos, se instalan en un saloon del Far west y comprueban los componentes internos de dos atractivas hembras robóticas (lo primero que todo hombre haria). Y aquí es donde empiezan los problemas, no porque dentro de 9 meses les aparecieran con un robotin en los brazos, sino porque los cyborgs pierden el juicio y se dedican a acabar con todo el que se le cruza por el camino. En este marco, se desarrolla la primigenia relación entre un cazador y su presa.
En toda historia de acción que se precie, el protagonista es puesto a prueba por una nemesis, un archienemigo que aspira a acabar con él por todos los medios. En Westworld, este es ni más ni menos que el heroe de los 7 magníficos, el pizpireto rey de Siam, el tosco Taras Bulba, faraón del alto Egipto.... Yul Brynner, en el autoparódico papel de pistolero asesino, que asesina a aceite frio a uno de los amigachos, y persigue al otro a traves de todo Delos, convertido tras la masacre en un escenario desolado donde los cuerpos sin vida y el silencio, inundan cada rincón.
Un buen plan para tardes lluviosas como las que se avecinan.
Enorme peli de Michael Crichton (guion y direccion), sin duda alguna, sera dificil que el remake que se rumorea que van a hacer la supere. La verdad es que como director de cine tiene varias muy interesantes, como El Gran Robo Del Tren, Coma o El Guerrero Nº 13 (dirigida a pachas con un grande de la accion, John McTiernan). Aunque resulta curioso ver como reciclo años despues la idea del parque tematico ultravanguardista que se sale de madre para escribir Parque Jurasico.
ResponderEliminar¿Van a hacer un remake? Jo que manera de destrozar un clásico, aunque en España ha sido maltratada injustamente. Recuerdo haberla visto a las tantas de la madrugada en La 2 hace años, y no la han vuelto a reponer nunca, suerte del emule. Por suerte o por desgracia, la segunda parte "Futureworld" no la he podido encontrar ni siquiera en ingles.
ResponderEliminarEl gran robo del tren es una obra maestra, al menos el libro, la pelicula no la recuerdo tan bien, pero creo recordar que en algun punto diferia con el texto. Curiosamente, el guerrero nº 13 creo que es de las adaptaciones mas acertadas de un libro, que se han hecho, con Parque Jurasico se metio la tijera pero bien :S
Un saludo!!!