Yo y el mundo (II): Camino a la perdición

Uno siempre cree que es una persona normal, con una vida normal y con suerte, con una muerte normal. Pero en algún momento despiertas y te encuentras disfrazado de Elfo oscuro, rodeado de figuras de acción de la guerra de las galaxias en sus envoltorios originales o con la habitación forrada de posters de Gina Lollobrigida. Yo la verdad muy normal no me consideraba, pero lo de hoy ha sido demasiado. Estaba estudiando las derivadas de Laplace o algo asi, la verdad es que estaba mirando el trasero de una chica que se habia agachado a recoger un bloc de notas; el caso es que tamaña visión se vio interrumpida por un nombre que vino a mi mente: Warren christopher.
¿Y a quien pertenece ese nombre? os estareis preguntando. Abogado y diplomático, Warren nació hace ya algunos años. Luchó en la segunda guerra mundial, en el teatro del pacífico, realizando tareas tan insignificantes que ni siquiera se mencionan en su biografia.
Una vez finalizada la guerra, ejercio de abogado en algunos sitios hasta que en el 77 saltó a la primera plana política al ser investido como secretario adjunto de la secretaria de estado. Negoció la liberación de los rehenes de la embajada estadounidense en Irán y Jimmy Carter le premió con la medalla de la libertad, lo cual no dice mucho en favor del bueno de Warren.
Una vez que Clinton hubo ocupado el despacho oval (con erótico resultado) nombró como secretario de estado a Warren, teniendo que agradecerle la humanidad, entre otras cosas, que Corea del Norte se hiciera con armamento nuclear. Poco más hay que decir de él, fue sustituido en el cargo por Madeleine "como te acerques te tiro un bocao" Albright y se retiro a su estado natal a jugar al Backgammon.
Como es posible que viendo un trasero casi perfecto, recordara a un secretario de estado de los USA, lo desconozco, pero juro que no volvere a mirar un culo nunca más (al menos hasta mañana).

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