Hubo una vez un planeta de risas

Hubo un tiempo en que los power point no existían, bueno si existían, pero no le importaban a nadie. El correo se usaba para estar en contacto con los amigos, no para agobiarles con mensajes lacrimógenos sobre donaciones para el niño burbuja y su purificador de agua.

Eran los comienzos de la popularización de Internet, finales de los 90, en los que la red se iba extendiendo desde los campus universitarios hacia la población más adinerada, pues por aquella época conectarse costaba un potosí.

Un día, un amigo vino a arreglar el estropicio que su hermano había creado en mi PC. Tras hacerlo, me dijo que echara un vistazo a un cd que le habían dejado. Tras abrirlo, me encontré con centenares de ficheros de texto. Fue una desilusión. Yo pensaba que era porno. Como no tenía nada que hacer, abrí uno de ellos. Era un chiste sobre mujeres. Me gustó y abrí otro, y luego otro y otro, hasta que me di cuenta de que en todos rezaba el mismo encabezado: http://www.planetayerba.com.ar.

Era una página argentina con miríadas de textos humorísticos, muchos de ellos sobresalientes, lo cual era, y es, muy difícil de encontrar. Estaban divididos por secciones y podías pasarte horas navegando por allí.

Con el tiempo cambió su nombre por el de Mundo Yerba. Surgieron nuevas secciones, un chat, un buscador de pareja, imágenes... hasta que un día, sin ningún aviso, desapareció. No se volvió a saber de aquella web que tantas noches me había alegrado los momentos anteriores al amanecer.

Se puede decir, que me sirvió de inspiración para tantos y tantos textos que he escrito. Donde quiera que este, espero que la yerba siga creciendo.
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