El ganador de Internet: #Latasgate

El escándalo surgía en mi TL, rozando el mediodía, por medio de un RT de una persona a la que sigo. Por lo visto un grupo de tuitstars, es absurdo, lo sé, pero es un término en uso, había publicado unos cuantos tuits con el hashtag #pentatrillones, una unidad de medida absurda sin significado aparente, pero que, según denunció @mejillonsuicida, correspondía a una campaña publicitaria de una conocida marca de bebidas espirituosas de perfil bajo. 
 
En una captura de pantalla se podían leer mensajes de tuiteros más o menos conocidos como @moedetriana, @norcoreano o @gerardotc, entre otros, en el que trataban de meter con calzador, con mayor o menor éxito, la dichosa palabra. Y ya eso de por sí es triste, por mucho que sea la tónica habitual en este medio. Es como ponerse a sacar músculo delante de la chica a la que te quieres ligar o acercarte a ella en la barra y decirle que conoces a Rafa Mora. Da más pena que otra cosa, pero como digo, que tire la primera piedra el que no haya visto tuits así en su TL en los últimos diez minutos.
 
Si a eso le sumamos que el pago por dichos tuits son dos míseros packs de 12 latas de cerveza, obtenemos una reacción furibunda por parte de los seguidores de dichos personajes. Unos se quejaban por el hecho de que se hubieran vendido por tan poco, otros por haberle hecho publicidad a una cerveza tan mala, otros simplemente por haberse vendido, a secas, y algunos cuestionaban la legalidad de pagar un "trabajo" en especie, pero el sentimiento generalizado era de decepción.
 
Más tarde, se dijo que aparte de cerveza se les había ofrecido a dichos tuiteros suculentas sumas de dinero, lo cual tiene más lógica, porque uno no suicida una cuenta con éxito por un puñado de latas. Por un puñado de dólares, la cosa cambia. Con razón o sin ella, la reacción que causarían dichos mensajes era tan previsible como el hundimiento del Titanic tras chocar con el iceberg.
 
Se les acusa, además de venderse, de hacer publicidad encubierta, y si bien lo primero es discutible, lo segundo, no tanto, pues en ningún momento se tiene presente a la marca que representan y de no ser por la denuncia, hubieran quedado en unos tuits chorras, sin más, hasta el momento en que se hubiera visto el anuncio en la tele o algún otro medio. Habría que recordarle a la empresa responsable de la campaña que los tuits patrocinados están para algo.
 
Como decía, el tema de venderse es más peliagudo. ¿Hasta qué punto es creíble la crítica hacia el sistema por parte de algunos de estos tuiteros cuando se convierten en parte del mismo al hacer publicidad de forma sibilina? Estoy seguro de que las reacciones hubieran sido muy distintas de haber completado dichos tuits con una simple aclaración de que se trataba de publicidad. Sin embargo, la forma de participar en la campaña ha hecho que su credibilidad, si se admite la existencia de esta en Internet, se haya visto dañada para futuras promociones pues a partir de ahora la sombra de la sospecha de intereses ocultos planeará sobre todo lo que escriban. O lo haría si no fuera porque la gente tiene memoria de pez y en un par de días estarán riéndose con las mismas tonterías que ayer.
 
Para quien se acabe de caer de un guindo, un gran porcentaje de internautas se vende. Los chavales hacen gameplays con la esperanza de que los responsables de PR de las grandes compañías de videojuegos se fijen en ellos y les surtan con las últimas novedades, totalmente gratis, que posteriormente pondrán por las nubes, por muy malos que sean, en sus respectivos canales para que la rueda siga girando. Las chicas, así mismo, tienen copado el sector de los cosméticos y la ropa y suelen acudir con frecuencia a reuniones organizadas por las grandes marcas, donde les muestran sus productos para que sean grabados y publicitados de forma masiva. Obviamente una persona crítica considerará que no puede confiar ciegamente en la opinión de tal vlogger o gurú de la moda y tratará de reflexionar sobre lo que le intentan vender. Claro que hablamos de personas críticas, animales mitológicos a la altura del Sasquatch o Chanquete.
 
Lo sorprendente en este asunto no es que alguien decida trabajar para una empresa de publicidad y suelte un par de chascarrillos sobre la misma, sino la decepción generalizada hacia estos "creadores de opinión". Esto surge del hecho de haber delegado en determinadas figuras nuestra crítica hacia el mundo. Nos sentimos incapaces de expresar nuestro enfado hacia la sociedad, el gobierno o la tortilla sin cebolla, si no es respaldado por un mesías con legiones de seguidores a sus espaldas que piensan lo mismo que nosotros. Hemos convertido a estas personas en supuestos líderes morales o reivindicativos, cuando no son más que unos tíos sentados detrás de un ordenador mientras comen ganchitos y beben cerveza. Hemos sustituido como referente a la hora de interpretar la realidad, a Hobbes por un tío con el avatar de una cebolla, que cuando no escribe sobre el gobierno lo hace sobre tetas (bueno ese igual soy yo), aunque incluso a Hobbes si le pagabas las putas seguro que te hacía publicidad de tu negocio.
 
Leyendo algunos mensajes de indignación, más bien parecía que me encontraba ante el reproche irritado de un hijo que descubre que el padre fuma hierba y no se había dignado a compartir un canuto con él en todos estos años. Sin embargo, salvo que un juez demuestre lo contrario, no existe relación de parentesco alguna entre seguidores y seguidos. Más de uno debería desalojar su panteón de personas a las que admirar y desde luego a la gente que te encuentras por Internet, los primeros, porque, ¿qué son acaso estos tuiteros sino gente normal que simplemente escribe cuatro líneas en una pantalla para hacer la gracia? Mientras no hagan algo ilegal como mearse en la piscina o vender Fanta limón, que hagan lo que les salga del nabo. 
 
 
Ahora párate un segundo y piensa en lo que has leído. ¿No te parece lo más absurdo que te has echado a la cara en los últimos tiempos? Quiero decir, hay más de 14 guerras en el mundo, inestabilidad en un alto porcentaje de países, la crisis parece no tener fin, nos acercamos a la tercera guerra mundial o a una pandemia mortal según el día, y sin embargo, aquí estamos, hablando de lo que hace fulano en su casa. No tenemos solución.
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4 comentarios:

  1. Algo parecido pensé yo, que vaya importancia tiene el asunto, eh?? Somos mongolos.

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  2. A mí también me pareció una gelipollez pero es que en tuiter todo se magnifica, como en Gran Hermano, ya sabes.

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  3. Me acabo de enterar de esta historia y, ahora que me he puesto a investigar... pues que me da bastante igual por lo que se venda o se deje de vender la gente. Jajajaja. Besotes!!!

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  4. La gente al final se preocupa por chorradas y lo importa suele pasar bastante desapercibido...
    Besos para todas!!

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