Lo que no consiguió 70 años de comunismo soviético, lo está logrando un pequeño programa informático llamado emule: que la riqueza (en este caso cultural) esté al alcance de todos los ciudadanos por igual (al menos de los que tienen ordenador y una conexión a Internet de alta velocidad) Así, de esta forma subversiva, llegó a mis manos la última entrega del leonés
Jan y su superhombre patrio:
Superlopez.
Empecé a leer las historias del único personaje que lleva bigote hoy día, desde el principio de la colección, en una de las múltiples recopilaciones que publicaba ediciones B en tapa dura. Tras sus aventuras con el supergrupo, la dictadura cabecicuba y patearse los panteones de las religiones politeístas más molonas, le perdí la pista al personaje con, posiblemente, el tebeo más desternillante de la historia: "
La Gran Superproducción".
Con la llegada de la adolescencia y la quiebra de ediciones B, me olvidé por completo de los tebeos, para interesarme por otros dibujos algo más... estimulantes.
Cuando mis efervescentes hormonas comprendieron que su actividad era baldía, retomé el gusto por las historietas divertidas con gente vestida. Usando el emule me descargué (en los kioscos de aquí era imposible conseguir alguno) todos los números de Superlopez con la esperanza de pasar los buenos ratos de antaño; pero algo había cambiado. Jan parecía poseído por el espíritu de un sindicalista en paro, y no dudaba en lanzar su particular cruzada contra los residuos nucleares, el tráfico de armas o gran hermano.
Si ya de por si el tema de las armas se volvía demasiado reiterativo con la "trilogía" de Lady Araña, en "
La feria de la muerte" (lo último de Superlópez) Jan vuelve otra vez a lo mismo de mano de unos extraterrestres que necesitan de las armas humanas para conquistarnos pues las suyas se derriten. Como subtrama (si es que se le puede llamar así) muestra la historia de una joven pareja antisistema, que quieren hacer vida en común. Su aparición se justifica porque dicha pareja se reune en el bar donde va a desayunar López. Uno se pregunta el motivo de la existencia de la sosa pareja, hasta que llega la página final y en un alarde de originalidad nos planta a los tortolitos, ya con un hijo de por medio (los hippies no pierden el tiempo), en otra manifestación a las que tanta afición tiene el autor, esta vez para pedir más trabajo.
Esperemos que ahora que el cine americano pone sus ojos e imita al cómic de su país, el cómic español (si es que existe) no se fije en el cine denuncia patrio para confeccionar sus historias, algo que nadie en su sano juicio debería hacer jamás (o que al menos hagan otras cosas coñe)
Para todo aquel que guste de las aventuras de de Superlopez y busque más información, puede visitar la mejor página en castellano sobre él:
La página escarolitrópica gmnésica de Superlopez, o buscad en la wikipedia, que allí hay de todo.
Nota: Amigos del foro de la mencionada página de más arriba, ante todo me hubiera gustado que me avisarais de que se había comentado mi post en vuestro foro. Yo debería contestaros allí, pero como soy tan torpe que podría estar más de dos horas para citar las palabras de cualquier forero, lo hago aquí que me sale más rápido.
Tono y Tana me transmitieron la sensación de ser algo "alternativos". Querer tener una vida en común y lo que es peor, hijos!!! los hace un poco... cuando menos extraños. Tal vez yo me mueva en un ambiente de libertinos seres hedonistas, pero no conozco una sola persona menor de 30 años que sueñe con formar una familia. Por otra parte, en los medios de comunicación últimamente, al binomio "jóvenes y Barcelona" suele ir aparejado el vocablo "antisistema", de ahí el fallido juego de palabras. Tengo un defecto muy grande, y es presuponer que el que me lee piensa lo mismo que yo al leer las mismas palabras, prometo esforzarme más.
En cuanto a lo de la manifestación final... no se, yo simplemente vi una manifestación más, supongo también que no estoy acostumbrado a leer tebeos con mensaje, eso me pasa por tener como cómic de cabecera Bondage Fairies.
Otra más, con la pregunta retórica de si el cómic español existe, venia a referirme a que por lo que se ve en los kioscos y librerías, parece que no. Por supuesto me refiero a la existencia de publicaciones, lo de que haya un estilo propio español lo dejo para los entendidos, yo sólo soy alguien que leyó un tebeo de Superlopez que no le pareció gran cosa comparada con otras historias anteriores. Espero que haya quedado todo aclarado :)
PD: todo el cine español es a mi entender denuncia, pues habría que denunciar a todos los que hacen esas películas infumables.