No es lo que parece

Esta mañana me disponía a abandonar mi casa para ir a clase, cuando escuché un fuerte ruido que venia de mi terraza. Para el que no lo sepa, mi terraza tiene frontera con el patio de un colegio privado, lo que tiene grandes ventajas: no tengo palabras para describir lo que se siente al intentar dormir cuando trescientas gargantas prepúberes berrean a pocos metros.

A esas horas estaban los de 2º de ESO en el patio. Cuando salí a comprobar qué había pasado, me encontré apretujada contra la valla que delimita los dos espacios a una de las alumnas.

- ¿Qué quieres niña? -le pregunté.

Quería que le devolviera una pelota, que por error y la fuerza del bruto de la clase, había ido a chocar contra la pared de mi casa (que si llega a darle a la ventana me quedo con el balón y la cartera del niño como señal hasta que sus padres me pagaran el destrozo, no seria la primera vez que lo hago)

Se lo eché por encima de la valla, y se alejó algo enfadada sin darme las gracias siquiera. Me quede mirándola extrañado y entonces supe el motivo: era la profesora de baloncesto.

Quien sabe, igual pertenecía a una dimensión paralela donde los bajitos juegan a la NBA y los intelectuales al fútbol, porque el más bajo de la clase que tenia a su cargo le sacaba como mínimo una cabeza. A eso le llamo yo confianza en si misma y un enchufe de calidad.

Y es que ser profesor de Educación física es un chollo, el único objetivo de la clase es que los niños terminen lo suficientemente exhaustos como para que no den problemas al resto de profesores.

Además, nunca te vendrá un padre a quejarse porque su niño no corre los 100 metros en diez segundos o no salta el plinton... Bueno si, cuando yo era niño, una vez fue un padre a quejarse de que su hijo no era lo suficientemente rápido como para despistar a la policía. No se de que se quejaba, porque como comprobamos minutos más tarde, él tampoco lo era.

Estuve meditando si ir a pedirle disculpas, basadas en mi pobre vista a esas intempestivas horas, pero quien sabe qué poderes pueden tener los seres de su dimensión, así que desde la distancia le deseé suerte en la búsqueda del camino de vuelta a casa y me marché a clase, que ya era hora.
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5 comentarios:

  1. No imaginé por donde ibas a salir...yo nunca me atrevería a dar clases a alumnos, de ningún curso ni de ninguna edad.

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  2. ¿Pero a qué horas vas tú a clase y a qué horas las empiezan los del cole de al lado de tu casa?

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  3. Monologuista, dar clases tiene que ser complicado, aunque bueno en un colegio privado es siempre más sencillo. Como habras podido adivinar despues de leer el post, la chica no me dio su numero de telefono cuando se lo pedi :(
    Raquel, las clases empiezan a las 8:30 y yo suelo ir a clase a las... bueno ese dia me quede dormido :P
    Besos!!!

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  4. jajaja, hay cosas que no cambian: duna te siguen llamando monologusita (y eso que es más largo).
    Yo tuve una profesora de gimnasia enana (o practicamente) apodada "pizco"; era flexible y exigente. Huelga decir que me llevó a septiembre, y eso que nunca aludí a su condición de gnomo.
    Los docentes cuanto más chiquitos más cabrones, lo pone en la enciclopedia británica...

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  5. Jajajaja tienes razon tortlon, echando la vista atras, todas las profesoras de gimnasia que tuve eran pequeñas cabreadas que me llevaban a septiembre porque me negaba a bailar el twist.
    Saludos!!!

    PD: a la mia le apodabamos "gamba" de forma cariñosa eso si

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