La insoportable necedad del periodista

Hace unos días, miriadas de esos pequeños ególatras y despóticos seres que la gente llama: niños, se apelotonaron a la puerta de las librerias de medio mundo civilizado para conseguir una copia del libro más esperado de los últimos tiempos tras "El Corán 2. Os engañé como a chinos"

No era otro que la conclusión de la saga del niño mago, Harry Potter, que alcanza la madurez y termina de una vez por todas sus estudios cogiendo una espectacular cogorza (me imagino, siendo inglés....) tras ver cumplido el sueño de todo estudiante gamberro: sobrevivir a sus profesores.

Quizás ese sea uno de los motivos que expliquen el mastodóntico éxito de la saga, que ha cautivado a niños y mayores por igual, a ritmo de varita mágica, cuando a todas luces no se trata de una historia para menores de edad, y no me refiero a las supuestas enseñanzas paganas que inundan sus páginas, como sostienen los grupos evangélicos de los USA (donde hay gente capaz de quejarse por todo, incluso de que una porn-star les haga una felación) sino a las incontables muertes y el sufrimiento que se detalla en ellas. No adelantaré demasiado de lo que sé, aunque bien podria pese a no haber leido el libro.

¿Son estúpidos los periodistas? si, al menos los que ejercen de ello. Un día antes del estreno, un hasta entonces desconocido plumilla, desveló detalles del final del libro, hecho que criticó la editorial y desató las iras de la escritora, como bien informaron los periodicos del día siguiente, que ya que estaban, se dedicaron a destripar el libro de los pies a la cabeza, pese a que en su versión española no lo llegaremos a ver hasta el año que viene.

Es por eso, que a todo periodista que destrozó la emoción y el placer de descubrir un final esperado durante tantos años, os digo: sois unos hijos de quien-no-debe-ser-nombrado!!!!

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1 comentario:

  1. Chust! chust! Dani! aquí aquí ... sé cómo acaba el libro ... te lo cuento?

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