Cosas que no me hacen gracia (¿Alguien lleva la cuenta?)

El tiempo pasa tan rápido que de nuevo nos hemos plantado en semana santa y no me hubiera enterado de no ser por la televisión. Anoche estuve haciendo zapping y dí con una nueva reposición de "Los diez mandamientos", protagonizada por Charlton "Manos calientes" Heston; y cuya aparición por la pantalla pequeña, indica el pistoletazo de salida a estas fiestas.
Por todos es sabido que en tan señalada semana se da via libre a la emisión de películas de temática religiosa que no tendrian salida (ni audiencia) en otra época del año.

Así, anualmente se repiten, como procesiones de celuloide, las desdichas del principe Juda Ben Hur, la apertura del Mar Rojo a manos de Moises y las tribulaciones del no tan malvado Barrabás (al cual mi madre me comparaba de pequeño con buen criterio, lo que me hizo cogerle cariño al personaje).

Aparte de la carga espiritual, estos filmes tienen en común que son grandes superproducciones de Hollywood, con escenarios titánicos y una cantidad de extras, que hace que los orcos del señor de los anillos parezcan un grupo de amigos en comparación.

Hasta ahora, habia tenido la desgracia de soportar un remake pobre de Troya, en el que las mil naves quedaban reducidas a un centenar de cayucos filmadas desde distintos angulos; Una paupérrima versión de Atila, en la que los Hunos no podrian llenar ni la tasca de mi barrio y hoy, me sorprendió: Los diez mandamientos (independent edition) Con "cuatro gatos" en el papel del pueblo judio y la señora de la limpieza como "los sirvientes del faraón".

Y yo me pregunto, ¿qué necesidad hay de volver a contar la misma historia con un presupuesto miserable, no pudiendo además alterar en demasía el mensaje y los hechos, puesto que no admiten licencias por parte del director? Porque es imposible hacer que Moshe Dayan y Golda Meir se descuelguen en helicoptero sobre el palacio de Ramses y a golpe de uzi y con un Merkava en cabeza, lideren al pueblo hebrero a traves del Sinaí (aunque yo pagaría por verlo)

En su lugar, contratan a actores sacados de las telepromociones de madrugada, que ven una oportunidad de oro para continuar una carrera artistica mediocre, los ponen en unos decorados naturales que podrian corresponder al Egipto faraónico o a Burgalillos del Jarama y les dan un guión escrito por un mono estrábico. Bah, me voy a ver la vida de Brian.

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