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El otro día, charlando con un amigo, este dejó en evidencia mi escasa cultura cinéfila, sobre todo en lo que a películas de culto se refiere. De la retahila de títulos que según él toda persona con dos dedos de frente debe tener en su videoteca, yo no habia visto ni una sola; cosa lógica teniendo en cuenta que por ejemplo me he tragado (literalmente) toda la filmografia de Van Damme (incluida Retroceder nunca, rendirse jamás) pero sólo un par de las de Woody Allen.

Obviamente no soy un tipo con dos dedos de frente, si no no dejaria que personas que conozco visitaran el blog, aunque mi amigo se ganó una cerveza por incluirme en tan insigne grupo.
Puestos a paliar mis carencias en el séptimo arte, acudí al cine más cercano (el emule) y me descargué un par de títulos: "The Rocky Horror Picture Show" y "Napoleón Dynamite" (La naranja mecánica está descargando en estos instantes :)

El argumento de "Rocky Horror..." lo conocia por el videojuego de Spectrum cuya review apareció publicada en la primera Micromania que me compré, en una fecha que no recuerdo (espero haber tenido más suerte con las fechas en el examen de esta mañana); así que empecé por la otra.

En un principio pintaba bien: la historia de un friki haciendo cosas de frikis?. Pero algo falla: no hay historia; más parece una sucesión de gags sin sustancia en su gran mayoria y por supuesto carente de la más mínima gracia, que una hilvanada historia.

Los protagonistas (en especial Napoleón, un adolescente? que vive con su hermano aún más raro, una abuela moderna y lesbiana y una llama de las que escupen) hacen gala de ciertos problemas mentales. Vamos de frikis nada, al menos no en el sentido con el que actualmente usamos la palabra (está tan manida que ya carece de significado) sino gente extraña más propia de ser entrevistados por Cárdenas o el loco de la colina.

Puede que la película esté repleta de segundas lecturas, como podria ser el imparable ascenso político de la población hispana en los USA, representada en el filme por Pedro Sanchez, el cual con ayuda del estúpido hombre blanco (Napoleón) consigue seducir a las alienadas masas para que le otorguen su voto para delegado de curso, gracias a un demencial baile que por supuesto estoy practicando para la próxima feria y fiestas de Fuengirola; un hecho a estudiar, junto con los "Peps Rallies", puesto que en mi escuela ser delegado implicaba únicamente limpiar los borradores despues de clase, ganando por abrumadora mayoria en todas las ocasiones: Popeye (eramos unos clásicos)

Sea como sea, yo no he encontrado ningún doble sentido o idea oculta tras las simplonas acciones de los actores. Dejo a alguien con mayor capacidad de analisis que la mia el encontrarlas.

En definitiva, título recomendado a los que gusten pasar las horas muertas mirando el océano o el vuelo de los gorriones. Misteriosamente, pese a todo lo comentado, se deja ver con muchisima más facilidad que la de los piratas.

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