Lecciones de la guerra Israel - Irán

¿Qué hace un blog que comenzó hablando de tetas y follar comentando un conflicto regional que podría desembocar en una guerra mundial abierta y no soterrada como hasta ahora? No sé si os habéis dado cuenta pero el mundo ya no es el de antes, Internet no es la de antes y yo no soy el de antes. Nadie lo es. Todos cambiamos para bien o para mal. El ataque sorpresa, que no sorprendente, de Israel al país de los Ayatollahs ha despejado por completo algunas cuestiones sobre las que, todavía, algunos necios podrían tener dudas.

. Tras el prólogo del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, la de Ucrania se convirtió en la primera guerra moderna de drones. Los sucesos del viernes 13 confirman el uso de esta arma no tan novedosa y permite constatar que la inteligencia artificial y los robots van a quitar el trabajo hasta a los sicarios. Sí, seguirá habiendo quien tenga que pulsar el botón pero donde ahora necesitas diez chavales paupérrimos a los que engatusar, en el futuro solo será necesario captar a uno. Hasta ellos se van a quedar sin trabajo.

. El derecho internacional es como el libro de Canción de hielo y fuego que Martin nunca terminará de escribir. Nunca fue más cierto que sacas más provecho a las horas de mus en la cafetería de la facultad que estudiando derecho internacional. Está muerto, caput, finito, enterrado bajo siete metros de tierra e indiferencia. ¿Acaso estuvo vigente alguna vez? ¿No fue siempre el instrumento de los poderosos para justificar sus acciones? Ya ni eso.  

. La sociedad: antes, al PODER se le podía contrarrestar, o se tenía la ilusión de ello, con la opinión pública. Todos recordamos las manifestaciones multitudinarias por la guerra de Irak y lo que pasó después. Quizá por esa falta de resultados o porque la sociedad no existe más allá de un conglomerado de individuos con el único objetivo de ganar dinero para poder tomarse una cerveza en la terraza de un bar, no se ha encontrado el más mínimo nivel de resistencia pública. Ni una triste batucada donde mostrar a las aliades lo bien que has aprovechado los dos años de academia en la prestigiosa International Drum School of Macaco. Tampoco es que tengan mucha idea de lo que ocurre. Esto, como siempre, generalizando. También están los que apoyan a uno u otro porque su partido del alma lo apoya, sin pararse a pensar nada más. Si te paras a pensarlo, la sociedad no ha pintado nunca un pimiento. No ha sido más que una herramienta usada por determinados grupos para conseguir sus intereses. 

. La imagen pública de Israel. Llevan años, décadas, acabando con la vida de inocentes, en los últimos tiempos de forma casi industrial pero como se podía justificar en ataques recibidos anteriormente pues se le perdonaba todo. Matar niños está feo pero algo menos cuando tiene una justificación. El ataque a Irán, por muy quirúrgico y centrado en objetivos militares, ha sido totalmente injustificado. Y está por ver si un científico es un objetivo legítimo o no. Si le sumamos las declaraciones dantescas de algunos de sus líderes, las fiestas con barbacoa para ver cómo se tuestan los palestinos y demás, el relaciones públicas tendrá mucho trabajo en los próximos años para devolver esa imagen de colonos en sus kibutz comunitarios que solo buscaban trabajar su pedazo de tierra en paz.

. La reputación de Donald Trump. Que la tenía, ojo, entre sus votantes, que esperaban que los USA se mantuvieran alejados de aventuras bélicas internacionales. Además, el "príncipe de la paz", como he leído por ahí que le llamaban se prestó a ser marioneta en pos de los intereses de otro país, como él mismo ha reconocido afirmando que su papel en las negociaciones con el gobierno iraní fueron una distracción para que el ataque tuviera el mayor éxito posible.

. El miedo a declarar la guerra: desde la Segunda guerra mundial los Estados Unidos no declaran una y eso que han estado metidos en fregados por todo el planeta. Es un acto que implica decisiones y acciones muy serias y quizá por eso nadie se atreve a declararla. Al fin y al cabo, de una operación militar especial o un intercambio de misiles te puedes salir sin decir nada, como cuando tu amigo el musiquitas saca la guitarra en la casa rural. De una guerra salen vencedores y vencidos. Por eso los USA no han perdido ninguna guerra.

. La estupidez del "Eje de la resistencia". Líbreme el Señor de creerme más listo que aquellos que lideran las naciones y organizaciones de dicha agrupación oficiosa, aunque viendo el pelaje de los que nos gobierna por estos lares no tendría por qué hacer semejante acto de humildad. Parecen malos de una película de acción que realizan actos incomprensibles para que los buenos ganen con el poder del guion. Os reiréis, pero lo que está pasando estos años, con decisiones a todas luces absurdas, refuerza mi teoría de que vivimos en una simulación lúdica de una especie superior que se divierte viéndonos sufrir o disfrutar, interviniendo para generar situaciones tal y como nosotros quitábamos la escalera de la piscina de Los Sims. 

La geopolítica es muy sencilla: hay dominantes y dominados. Si quieres aspirar a no ser dominado, debes prepararte para partirte los dientes contra los dominantes en cualquier momento. El ataque de Hamás del 7 de octubre, a todas luces absurdo, sin ningún propósito claro, puede que fuera una trampa para atraer a Hezbollah e Irán y así debieron pensarlo porque no aprovecharon el momento de supuesta confusión en el estado hebreo, porque nadie en su sano juicio se piensa que un puñado de moros en parapente pueden tomar por sorpresa a un país que se infiltra en el territorio enemigo durante años hasta construirles fábricas de drones delante de las narices o que coloca con años de antelación explosivos en walkietalkies para hacerlos estallar algún día, para lanzarse con todo y atacarlo desde todos los puntos cardinales. ¿Querían evitar sanciones? Medio Hezbollah está muerto. ¿Querían aparecer como los buenos? Medio Irán arrasado. Se lleva hablando de guerra con Irán desde el 11 de septiembre. Tiempo han tenido para saber que los que golpean primero golpean dos veces.

. La religión islámica ya no es más que una tradición. Solo un puñado insignificante de practicantes creen hasta el extremo de morir por ella. Quizá porque un gran volumen de fieles viven ya en el occidente secular y se ponen tibios a cervezas y bebidas más potentes mientras que los que viven en sus países tienen la cabeza puesta en venir a la Europa de la que manan iPhones y segarros. La falta de un líder como el Papa para los católicos y la división entre chiitas y sunnitas, no ayuda a que los creyentes de dicha fe se sientan parte de un único grupo. La iglesia católica no le anda a la zaga. Siempre recordaré, durante el Covid, ver por la tele a un cura dando misa con mascarilla. Too much para la fe en la resurrección. Aquí ya no cree ni dios. El único ídolo es el todopoderosos dólar. 

. Rusia y China: si los protagonistas de "Tío, ¿dónde está mi coche?" fueran dos países, serían estos. Se han dejado comer la tostada por los americanos de una forma infantil. Cierto que hasta hace relativamente poco no tenían mucho margen de maniobra, sobre todo Rusia, pero China ya podría haber hecho algunas cosas para desestabilizar a su archienemigo, por mucho que no quiera considerarlo así. Desde fuera da la sensación de que les están engañando como a... chinos. Los tratados con Ucrania de Minks fueron una manera de ganar tiempo para que ambos bandos se prepararan. Putin reconoció que en 2014, Rusia no hubiera podido afrontar las sanciones. Pero si China le hubiera apoyado aunque fuera monetariamente, nos hubiéramos ahorrado muchos disgustos. Nunca ha habido un plan coordinado de resistencia, volviendo a uno de los puntos anteriores. No hacer uso de posibles alianzas cuando te enfrentas al hegemón es de parguelas. Como pasear los misiles nucleares y no usarlos.

. La economía se ha convertido en un casino de tal magnitud que se la pela lo que pase en el mundo real. Ya podrían llover los misiles por todo el planeta, que ellos seguirían en sus parquets virtuales comprando y vendiendo acciones con el mismo valor que los fichajes de la Fantasy League.

Al momento de escribir estas líneas apenas llevamos una semana de conflicto. ¿Qué nos deparará el futuro? Espero que por aquel entonces estés leyendo estas líneas porque significará que el mundo no estalló en mil pedazos.

Another sunny day

Dice un estudio que no hay datos científicos que avalen que el sol da más felicidad. Mencionan una encuesta cuyo resultado mostraba que el país más feliz de Europa es Dinamarca y no la soleada España. Lo de "soleada" lo remarcaban con cierto revanchismo. ¡Nos ha jodido mayo! Vive mas feliz un millonario en Groenladia que un pobre en Grecia. 

El estamento científico, ese colectivo cuya imagen tras el Covid ha quedado a la altura de la de los periodistas. Por los suelos, por si alguien no lo pilla.  Quizá sea injusto culpa a los científicos de tamaña gilipollez, pues el artículo está firmado precisamente por un periodista, quizá la profesión más denigrante por delante solo de aquél que le limpiaba el culo a Luis XIV. Mercenarios de la pluma, en estos días ni siquiera con talento, que tratan de imponer el relato de su pagador aun a costa de su integridad, el sentido común y la verdad, y que intentan hacer blanco lo que es negro.

Solo aquel que ha vivido en un país con graves carencias solares sabe lo regenerador que es ver que las nubes se abren y el astro rey brilla con fuerza en un cielo azul. Y da igual que fuera el termómetro no suba de los -14 grados. Si brilla el sol, se sale a la calle a disfrutar de él. Por eso las películas de terror tienen lugar de noche y no a las doce del mediodía en Ecija en agosto. Y si de verdad hay un científico que no es capaz de afirmar que estar bajo el sol nos alegra, aunque sea un poquito, habrá que preguntarse a qué intereses sirve antes de cagarme en sus ancestros. Y perdonad por el lenguaje soez, pero ha llegado el momento de hablar con palabras gruesas.



The phony war

India y Pakistán llevan varios días con enfrentamientos en su frontera, lanzamiento de drones, multitudinarios combates aéreos y duelos artilleros. ¿O no? Nadie puede asegurar nada pues cada vando niega las acusaciones del contrario. La red está inundada de noticias falsas y de vídeos manipulados, algunos de forma burda, otros más plausibles. Se ha llegado a usar la inteligencia artificial, uno de los primeros casos en la historia según creo, para hacer pasar por reales declaraciones de oficiales
Tampoco ayuda la lejanía geográfica, histórica y cultural de ambos contendientes y el desinterés por el conflicto por parte de unos medios empachados de apagón y cónclaves papales. Además, el gobierno indio ha pedido a X censurar más de 8000 cuentas de dicha red social para controlar la información. 
Así pues, podemos decir que apenas sabemos nada de una guerra entre dos países con arsenal nuclear que es de esperar que no traspase su fase convencional. Esto prueba que llegado el momento, no sabremos nada de lo que ocurra a nuestro alrededor. Ni por medios tradicionales ni por los alternativos. Y para cuando veamos el flash, ya será demasiado tarde. 

Escribir en tiempos de Tik Tok

Dicen que el Covid provocó neblina mental en todos los que lo sufrieron. Yo mismo, en el epicentro de la enfermedad, necesité leer cinco veces la sencillísima receta de unos canapés que iba a preparar para la cena de navidad, para lograr entender cómo poner mayonesa sobre un cuadrado de pan de molde y colocar encima una gamba pelada. Sin embargo, en cuanto derroté al virus, recuperé, creo, gran parte de mi lucidez mental.  Otros no tuvieron tanta suerte y tuvieron que sufrir meses la confusión y el ralentizamiento a la hora de pensar, a otros les afectó más y continúan padeciendo esa dificultad.


Y para aquellos que pensaban que se habían librado surgió otro virus del lejano oriente dispuesto a freír sus neuronas y eliminar algunos puntos de cociente intelectual: Tik Tok. Aunque sería injusto señalarlo como único culpable y diremos que son las "apps de scroll infinito" las que han venido, cuan maquiavélico plan de las máquinas, a volvernos más estúpidos.


Sí, antes teníamos otros medios con los que ocupar de forma frívola nuestro tiempo de asueto: ver la tele, los tebeos, videojuegos, amigos, porros en el parque, el porno, deporte al aire libre... Toda una plétora de actividades inanes que nos alejaba de asuntos más trascendentes y productivos como, por ejemplo, escribir.


Y es que yo antes solía escribir a todas horas. No terminaba nada, pero lo escribía todo. Llenaba libretas y libretas de todo tipo de ideas, esquemas de tramas, bosquejos de personajes, historias que adaptar a relato o novela, posts en blogs... Y, sin embargo, desde poco antes de la pandemia, esta "necesidad" desapareció de la noche a la mañana. Se agotó la fuente de las ideas para escribir posts, por ejemplo. 


Ahora que quiero retomarlo me pregunto: ¿de qué escribir? Comencé hace 21 años, que se dice pronto, hablando de mi vida, aunque fuera de forma tangencial pero, ¿a alguien le interesa mi vida ahora? ¿Lo que pienso? ¿Lo que soy? ¿A alguien le interesa conocer a otro alguien para otra cosa que no sea llevárselo a la cama? Quizá antes tampoco pero se guardaban más las formas.


Podría aumentar mi producción literaria pero tampoco veo mucho sentido lanzar al ciberespacio, término añejo donde los haya, oleadas de relatos que irán a morir a las playas del olvido cuando puedo recopilarlos todos en un bonito libro a un módico precio y al que puedo darle, además, la finalidad de decorar mi habitación de lectura. 


También podría usar estos textos para exponer mis ideas, intentar plantar una semilla en la psique del otro para poder vivir más allá del propio cuerpo y la propia consciencia e implantar mi programa político.


O quizá simplemente puedo escribir por el simple placer de hacerlo, aunque abuse de las comas y encontrar faltas de ortografía se convierta en un pasatiempo. 

Nadie hablará de nosotros cuando hayamos vuelto

Esto se acaba. ¿No creéis? Puede que sea porque los años se acumulan como los platos vacíos de Carpanta en un buffet libre, haciendo que la muerte comience a ser una posibilidad, pero el sentimiento de que los créditos finales se acercan no se circunscribe a la esfera personal, es algo generacional, sistémico, se percibe en el ambiente la desaparición de todo: las artes están prostituidas, más de lo que era habitual, quiero decir. Ahí está el cine con películas sin alma cuyo mensaje es: entrégame la pasta; la música, huérfana de estrellas atemporales, rendida a la falta de talento y la mediocridad; la pintura, una caricatura, las letras en manos de analfabetos salidos tras de una cámara; el deporte, carente de pasión; la política, la farsa desenmascarada; la religión, una empresa al borde del concurso de acreedores; la economía, un casino donde siempre ganan los mismos; la sociedad, una agrupación de individuos más que la suma de los mismos; los valores, en una biblioteca abandonada; el futuro, negro como Drácula. Y la esperanza, un recuerdo de juventud. El mundo en el que vivimos no evolucionó, se desintegró.

Así están las cosas y, por ello, regresamos.

Yo quiero tener un millón de amigos

¿Quién no ha escuchado la canción de Roberto Carlos cuyo título da nombre a este post? Roberto Carlos el cantante melódico brasileño, no el exlateral izquierdo del Real Madrid de Capello. Quizá este sí que llegara al mencionado número de amistades, pero al resto de mortales sin tanto dinero ni gracia natural, se nos queda lejos. Y aun así hay quien presume de tener amigos hasta en el infierno, que es donde se deben de tener pues tarde o temprano todos terminamos paseando por sus rincones llameantes apestando a azufre. Yo siempre lo pongo en duda. Al fin y al cabo, ¿a quién se puede considerar un verdadero amigo?

Los antiguos griegos responderían enseguida, con una sonrisa autosuficiente, que aquel al que te has follado y continúas viendo en ocasiones cotidianas como matar a un Minotauro o salvar a una princesa griega del cautiverio. Hoy día la definición ha cambiado algo.

Amistad es un concepto con el que se frivolizaba mucho antes de aparecer la red de Zuckerberg, definidor actual de la realidad para una gran parte de la población, pero con esta alcanzo las más altas cotas de la vacuidad. En la era de Facebook ser amigo es como tener un tío en Cuenca, solo se van a acordar de ti para pedirte dinero o cualquier otro favor que te costará dinero.

El problema, creo yo, es semántico. Tener un amigo requiere invertir una cierta cantidad de tu tiempo para mantener la relación a lo largo de los años. Raras son las amistades que comprenden que no eres el centro de su mundo y que tienes otras cosas que hacer. La mayoría de la gente, en cuanto dejas de hablarles un par de lustros ya piensan que te has olvidado de ellos. Y seguramente sea así, pero hay casos y casos. Es por esto que nadie puede aspirar a tener muchos amigos, ya que atenderlos necesitaría de más tiempo del que se dispone, muchísimo más. Además de que a un amigo se le confiesan las acciones más íntimas, como cuando te enrollaste con el Tuercas en el asiento trasero de su coche pensando que se trataba del Rulas. No puedes ir por ahí soltando tus secretos al primero con el que crees congeniar. Eso no es sano. Y, sin embargo, la gente está empeñada en llamar amigo a todo quisque por el simple hecho de conocer de esa persona algo más que su nombre y que le huele el aliento.

Creo que es hora de incluir nuevos vocablos, más precisos, en nuestro léxico, para definir a esa gente con la que nos relacionamos fuera del trabajo o en él, a los que vemos en eventos deportivos y demás. Así, estaría el clásico "Follamigo" con el que apagar las llamas de la pasión urgente, el "Fifamigo" con el que jugar a la consola de vez en cuando, el "Foodiamigo" con el que salir a comer en el descanso del trabajo o los fines de semana por el barrio de Malasaña armados con cámaras Reflex con las que guardar la instantánea para el recuerdo de tu Instagram, el "Chistemigo", miembro de alguna minoría oprimida que te sirva de coartada para hacer comentarios ofensivos, el "Runnermigo", con el que quemar el asfalto de los parques urbanos mientras os preparáis para la media maratón de Socuellamos, y tantos y tantos más.

Amigo es otra cosa y se cuentan con los dedos de las manos. Además, por estadística, si tu número de amistades tendiera al infinito, alguno de ellos terminaría siendo votante de Vox o vegano. ¿Quién quiere algo así en su vida?

Los niños me llamaban Dr Moriarty

Este post contiene spoilers de "Glass", la película de M. Night Shyamalan que concluye la inesperada trilogía superheroica que comenzó con "El protegido" y continuó con "Múltiple".

Al final de la mencionada cinta, los protagonistas secundarios difunden un vídeo por todos los canales de televisión además de por Internet, de los "superhéroes" en acción, desvelando así al mundo su existencia. Los viandantes se detienen, impactados, en mitad de la estación de tren y comentan con el de al lado las imágenes. Considero esos dos minutos de metraje los más impactantes que he podido ver en la pantalla grande en lo que llevamos de siglo, pues tuve conciencia plena de algo que tenía tan asumido que no me había detenido a valorarlo: el hecho de que ya nada que salga por una pantalla, sea vídeo, imagen o audio, sería creído por la ciudadanía. De cualquier texto mejor ni hablamos. La palabra escrita ni siquiera es digna de mención.

Los más viejos del lugar tal vez recuerden la campaña para televisión que se llevó a cabo para promocionar "Independence Day". La transmisión habitual de un canal cualquiera era interrumpida por un comunicado urgente proveniente del Pentágono. Las imágenes de unos señores uniformados frente a un atril con el logo de la conocida sede marcial llenaban las pantallas anunciando el contacto con varias naves extraterrestres. Eran fragmentos de la película, salpicados por el testimonio de una reportera local que informaba del acto desde los estudios centrales, lo cual le añadía una pátina de credibilidad que hizo, me consta, que muchos se creyeran aquella farsa, al menos durante un par de minutos. Era 1996 e Internet cosa de un puñado de frikis de la informática.

Hoy día, algo así sería impensable pues todo el mundo captaría el carácter publicitario de la acción, y tendría el mismo impacto que el anuncio de un enema de la Wehrmacht (si sabes por qué lo digo, deja un comentario para que nos regocijemos juntos por haber encontrado una mente gemela). Y esto se produce, no por una evolución intelectual de la sociedad, más crítica con lo que le entra por los ojos (de hecho ha sucedido más bien lo contrario), sino porque los medios han perdido toda credibilidad. No es culpa solo de ellos, por las causas que todos conocemos, sino, además, de toda la sociedad, que con herramientas de uso sencillo al alcance de todos, han podido alterar la realidad digital a su antojo, ya sea por diversión o interés propio.

Si ese fuera el único de nuestros problemas, la vida podría seguir su camino con normalidad. Al fin y al cabo, los medios de comunicación de masas apenas surgieron en una fracción de tiempo minúscula de lo que lleva el ser humano sobre dos patas. Siempre nos quedaría creer en lo que vemos en persona, delante de nuestras propias narices. Pero, hete aquí que me encuentro con el caso de espionaje a Podemos que ha estallado recientemente, de la forma en que se incendian las redes estos días: con poca pólvora. Aunque este no sea más que la punta de un iceberg inconmensurable de desmanes sin respuesta por parte de la ciudadanía, sirve como paradigma del zeitgeist occidental. Que un hecho tan grave no haya provocado un movimiento, el que fuera, tampoco hay que asaltar la Bastilla, contra los causantes de dichos actos, nos deja un panorama aterrador para el futuro y hace que me pregunte si tiene sentido la existencia de los medios de comunicación, en su sentido real, no como una máscara del aparato propagandístico de tal o cual partido, o del sistema en su conjunto, cuando se destapa algo de una magnitud que haría revolverse en la tumba a Nixon y tiene menor repercusión social que la Pantoja en Supervivientes. ¿Qué finalidad tiene el estar informado entonces? Conocer que tras la loma hay un barranco no sirve de nada si no cambias el rumbo del vehículo. ¿La gente está anestesiada, hastiada, resignada, atomizada, apollardada o todo a la vez? ¿Puede desarrollarse la democracia en un país en el que sus ciudadanos desprecian la verdad y los valores más básicos? Son preguntas retóricas cuyas respuestas evoca a Nerón leyendo su TL en Twitter mientras toda Roma arde ante la impotencia y el desconcierto de los plebeyos.

Por cierto, acabo de hacer las cuentas y hace 23 años que se estrenó Independence Day. El horror...

La inmortalidad

Hace unos días, por uno de esos caprichos mentales que traen a la superficie lo que parecía hundido para siempre en el mar de la consciencia, me acordé de una de mis profesoras de Física y Química que me dio clases durante un par de años de educación secundaria. Era una persona estricta, creo que algo cansada de su labor docente; a ojos de los alumnos despistados podía parecer bastante huraña y mostraba un carácter agrio en cuanto algo la contrariaba. Esa era mi opinión hasta el día en que tuve que salir al encerado a resolver un problema para el cual no tenía solución alguna. Me puse tan nervioso por ello que no sabía ni qué decir.

Debió darle pena la forma en que intentaba balbucear palabras inconexas que relacionaran la velocidad centrípeta con la aceleración, mientras me ponía colorado como un tomate y se abrían las compuertas de una presa sudorosa que pronto cubrió todo mi rostro. Me devolvió a mi asiento y tras acabar la clase se acercó a hablar conmigo para ver cómo me encontraba y darme ánimos. Desde entonces entablamos una cierta amistad que duró el tiempo en que estuve cursando mis estudios.

Un par de años después, me enteré de que había muerto de cáncer de pulmón. No había dicho a nadie que estaba enferma y estuvo dando clases hasta que las fuerzas le fallaron. Pese a que su deceso fue una sorpresa, no lo fue tanto su causa, pues fumaba más de dos cajetillas al día. Un vicio que quien la conocía había intentado que dejara.

No sé por qué razón, la busqué en Internet. Quizá quería verla una vez más en alguna vieja foto de archivo o saber si había alguien más que la hubiera conocido y hubiera plasmado su experiencia en papel. Lo único que encontré fue un viejo B.O.E. en el que aparecía su nombre como nuevo miembro del profesorado de Física y Química del Ministerio de Educación. Nada más. Sin embargo, al ver su nombre allí escrito me asaltaron decenas de recuerdos y vivencias que no recordaba. En ese momento me di cuenta de la profunda huella que había dejado en mí sin haberme dado cuenta ni con ostentosas muestras de afecto. Con su apoyo, me ayudó a ser quien soy hoy. E imagino que, al final, en la vida de una persona es lo único que importa, el dejar una huella en los que le rodean de tal forma que siempre esté con ellos y, de esa forma, uno nunca muera del todo. Es todo lo máximo a lo que podemos aspirar.

Un beso, Esther, donde quiera que estés.

Sister, can you spare me 5000 euros?

Dos chicas negras queer de género no conforme, que debe de ser que están en contra de los toques de humor en los dramas, montaron una campaña en GoFundMe, una de tantas plataformas de mecenazgo, para recaudar dinero con el que escapar de la opresiva y opresora Madrid y poder mudarse a la ciudad dorada de Berlín, ciudad abierta en la que la gente de color ha sido bien recibida históricamente, donde todos sus sueños se harán realidad.

Como no podía ser menos, Twitter ha ardido con una facilidad que ya le gustaría al grisú, y ha comenzado a insultar sin piedad a las dos chicas, haciendo referencia al caradurismo y sinvergonzonería de las pedigüeñas, ironizando sobre su futuro brillante en el crisol racial germano y demás argumentos que me parecen una excusa, cosas nimias que palidecen ante el pecado de haber insultado a la capital del imperio.

Porque, me pregunto, ¿qué tiene de malo el hecho en sí de que estas dos pavas pidan dinero para marcharse a otro sitio? Aunque sea mentira y se lo gasten todo en Ajax Pino. El que de dinero para algo así bien merecido tendrá el resultado que obtenga. La gente es mayorcita y puede hacer con su dinero lo que quiera. "Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar" y "Es mejor de pedir que de robar" son dos refranes españoles que las hordas morales de Twitter olvidan en pos de su chute diario de ofensa y crítica, dando sus efímeros minutos de fama a dos personas cuya anécdota no debería haber pasado de un párrafo en un libro sobre las locuras de la gente en Internet.

12 nombres para tu sociedad pantalla

  1. Tekito Todito S.L.
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  3. Los ladrones van a la oficina Inc.
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  5. Black Origin Corporation
  6. Volquets & Hoes S.A.
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