Hay cosas que no entiendo de esta vida que nos ha tocado sufrir y una de ellas son los remakes de películas que en su día fueron un éxito. Vería mucho más lógico y sobre todo un gran reto para directores noveles, el dar una vuelta de tuerca a títulos denostados por la crítica y rechazados por el público, para ver si consiguen superar un producto que en su día no agradó. ¿Nadie se atreve a hacer un remake de "Los Bicivoladores"? Aunque bueno para según quién (por ejemplo yo) esta película no es para nada mala.
De todas formas, mientras la gente se pone las pilas y empieza a subir películas como posesos al heredero de Megavideo, algo hay que ver y por ello me decidí una tarde por darle una oportunidad a la última (dios no lo quiera) película de Colin Farrell: Desafío Total, un film que pretende ser una visión moderna del clásico de Paul Verhoeven. Si es que se puede llamar clásico a algo que tiene apenas 20 años. Sin contar con la mitiquísima banda sonora de Jerry Goldsmith.
Lo primero que me llamó la atención fue que de Marte no había ni rastro. ¿Cómo? ¿No saldrá Jordi Pujol liderando a un grupo de luchadores por la libertad con la barretina calada y el cuerpo desfigurado? Pues no. Matthias, que ya puestos podría haberse llamado Paco, un Lauren Postigo con acento de la Gran Bretaña, es el jefe de un grupo de "terroristas" que realiza atentados en la Federación Británica, los malos de la película como en V de Vendetta o Gibraltar, que ocupa Europa entera tras una guerra química-biológica que ha arrasado todo el mundo menos el viejo continente y Australia, ahora llamada "La Colonia", ambas conectadas por un túnel que recorre el interior del planeta.
Todo comienza con un sueño de Colín, en el que escapa junto a una chavala de un sitio sin personalidad. Puede ser una base secreta o la carnicería de su barrio. No importa. El caso es que al final es capturado por unos robots mientras la chica cae por un túnel. Y en ese momento despierta en su cama junto a Kate Beckinsale, más retocada que una foto de Fidel y Chávez haciendo footing por el malecón de la Habana. Por lo visto Colín está perturbado por tener esa pesadilla recurrente, y su mujer Kate le hace la gran pregunta que toda mujer tiene que hacer al menos una vez al mes ante la amenaza de implosionar: ¿Quieres que lo hablemos? Las mujeres y su necesidad por hablarlo todo, incluso las veces que uno va al baño. Basta solo unas líneas de diálogo para preguntarse cómo es posible que Quaid no se de cuenta de que esa no es su mujer porque como actriz es pésima. Es una mezcla entre Pilar Rubio y la rubia de "La que se avecina".
No lo hablan, claro, primero porque prefieren folgar como conejos y segundo porque la cópula es interrumpida por un atentado de los rebeldes de Matthias (¿soy el único al que se le viene a la cabeza el abuelo de Médico de Familia?) que buscan... divertirse matando personas por ejemplo. No se sabe. Las motivaciones de la gente en esta película son muy ténues. Kate que es enfermera debe acudir al lugar de la explosión y nuestro protagonista se va a trabajar a una cadena de montaje de robots donde aparecerá su mejor amigo, el negro de turno, que por ello se convertirá en uno de los malos de la historia, sobre todo cuando le diga a Colín que no acuda a Rekall porque a un colega le lobotomizaron allí, en un diálogo que pretende ser homenaje a la película original, junto a las menciones a Marte, al que todos quieren ir pese a existir otros lugares más cercanos e inhóspitos como América y Asia, que no se pueden pisar porque hay más veneno que en una reunión de ex-alumnas de un colegio de monjas.
Después de ver el anuncio de una compañía que implanta recuerdos, uno espera una gran empresa puntera con alta tecnología situada en un campus universitario como mínimo, pero no. Rekall está ubicada en lo mejorcito de Chinatown, en un antro regentado por asiáticos que le harán sentarse en una silla con grilletes del restaurante "Gran Muralla" para implantarle el recuerdo de haber sido un agente secreto. Esta escena no deja lugar a dudas en el espectador, de que todo lo que verá a lo largo del metraje es real, al contrario de lo que ocurría en la cinta original, donde se jugaba (de forma magistral) con la idea de que todo hubiera sido un simple recuerdo.
Antes de que le implanten nada, la policía irrumpe en el local y matan a todos menos a Colín, que igual porque ama el pollo general Tao decide vengar al personal chino que le estaba atendiendo, acabando con las fuerzas del orden que pretendían detenerle. Tras una persecución se topa con la chica que aparecía en sus sueños, como podría haberse encontrado con la chica de la curva; mientras evita que su ex-mujer le mate (el personaje de Michael Ironside no aparece aquí) descubre que le han borrado la memoria y que antes era Alejandro Magno y que Cohaagen, el presidente de la Federación Británica, pretende invadir "La Colonia" con un ejército de robots porque se queda sin espacio en Europa. ¿Para qué investigar cómo acabar con los residuos químicos pudiendo gastarte el dinero en androides y conquistar la "soleada" Australia?. En fin, la película es previsible incluso para quien no conozca otra versión. Chico va a ver Lauren Postigo, sistema de localización se activa cuando este intenta obtener la secuencia que desactive al ejército robot, Chica es capturada mientras al Chico le van a devolver su anterior memoria, Chico escapa, rescata a Chica, mata a Cohaagen, destruye a los robots y le pega un tiro a su ex-mujer, hecho aplaudido por un espectador de la sala donde se grabó el audio, divorciado, sin duda; y finalmente amanece en Australia.
Como película es entretenida. Como remake es un fiasco, básicamente porque no era necesario. La original era, salvo detalles, redonda. Como documento sociológico es impagable pues muestra cómo ha cambiado la sociedad, la economía y las expectativas de la gente, si se la compara con el film de Schwarzenegger. En esta, Douglas Quaid, un obrero de la construcción vivía en un barrio normal, en una casa decente y con una rubia maciza en la cama. En la actualidad, tras la crisis económica iniciada en 2008, Quaid vive en un guetto y monta robots tecnológicamente avanzados mientras retoza con una Beckinsale vestida con ropa interior de señora de la posguerra, en un futuro que es una cloaca repleta de hologramas en el que la gente que padezca vértigo lo pasará muy mal porque todo está por los aires: casas, coches, autopistas y los precios de los pisos, que parece que no aprenderán nada de la burbuja inmobiliaria española; un futuro aciago y negro, con miseria tecnológica a raudales, escenario común de películas que traten el futuro de forma rigurosa, pues aquellas que muestren los años venideros como un lugar luminoso y avanzado no podrán ser tomadas en serio. Por cierto, fallo muy grande el usar a dos morenas para los papeles femeninos. Así no hay quien se aclare. En la anterior la rubia era la mala y la morena la buena. Como en la vida real más o menos.
Se que es lo que estáis esperando desde el primer párrafo. Si, sale la mujer de los tres senos, asiática esta vez, pero en un plano rápido de sus pechos que no permite recrearse en las mamas trinas; escena fruto del puritanismo que se ha apoderado de la industria del cine sin habernos dado cuenta. Desde luego el director de esta película no es el holandés Verhoeven por lo que la ultraviolencia presente en la película de 1990 ni se huele en esta. Nada de enanas cercenando miembros viriles, lo siento. Hay otros muchos guiños a su película madre: la escena en la que pasa por un control de seguridad y el guardia de seguridad para una mujer poco agraciada es uno de ellos, o cómo se libra Colín de su rastreador, nada de objetos extraños metidos en el cerebro sino un teléfono móvil incrustado en la mano, lo que me da que pensar en varias aplicaciones, todas ellas para mayores de 18 años.
Película recomendable de cualquier forma, si no pagáis por ella. De lo contrario, yo no quiero saber nada ¿eh?
De todas formas, mientras la gente se pone las pilas y empieza a subir películas como posesos al heredero de Megavideo, algo hay que ver y por ello me decidí una tarde por darle una oportunidad a la última (dios no lo quiera) película de Colin Farrell: Desafío Total, un film que pretende ser una visión moderna del clásico de Paul Verhoeven. Si es que se puede llamar clásico a algo que tiene apenas 20 años. Sin contar con la mitiquísima banda sonora de Jerry Goldsmith.
Lo primero que me llamó la atención fue que de Marte no había ni rastro. ¿Cómo? ¿No saldrá Jordi Pujol liderando a un grupo de luchadores por la libertad con la barretina calada y el cuerpo desfigurado? Pues no. Matthias, que ya puestos podría haberse llamado Paco, un Lauren Postigo con acento de la Gran Bretaña, es el jefe de un grupo de "terroristas" que realiza atentados en la Federación Británica, los malos de la película como en V de Vendetta o Gibraltar, que ocupa Europa entera tras una guerra química-biológica que ha arrasado todo el mundo menos el viejo continente y Australia, ahora llamada "La Colonia", ambas conectadas por un túnel que recorre el interior del planeta.
Todo comienza con un sueño de Colín, en el que escapa junto a una chavala de un sitio sin personalidad. Puede ser una base secreta o la carnicería de su barrio. No importa. El caso es que al final es capturado por unos robots mientras la chica cae por un túnel. Y en ese momento despierta en su cama junto a Kate Beckinsale, más retocada que una foto de Fidel y Chávez haciendo footing por el malecón de la Habana. Por lo visto Colín está perturbado por tener esa pesadilla recurrente, y su mujer Kate le hace la gran pregunta que toda mujer tiene que hacer al menos una vez al mes ante la amenaza de implosionar: ¿Quieres que lo hablemos? Las mujeres y su necesidad por hablarlo todo, incluso las veces que uno va al baño. Basta solo unas líneas de diálogo para preguntarse cómo es posible que Quaid no se de cuenta de que esa no es su mujer porque como actriz es pésima. Es una mezcla entre Pilar Rubio y la rubia de "La que se avecina".
No lo hablan, claro, primero porque prefieren folgar como conejos y segundo porque la cópula es interrumpida por un atentado de los rebeldes de Matthias (¿soy el único al que se le viene a la cabeza el abuelo de Médico de Familia?) que buscan... divertirse matando personas por ejemplo. No se sabe. Las motivaciones de la gente en esta película son muy ténues. Kate que es enfermera debe acudir al lugar de la explosión y nuestro protagonista se va a trabajar a una cadena de montaje de robots donde aparecerá su mejor amigo, el negro de turno, que por ello se convertirá en uno de los malos de la historia, sobre todo cuando le diga a Colín que no acuda a Rekall porque a un colega le lobotomizaron allí, en un diálogo que pretende ser homenaje a la película original, junto a las menciones a Marte, al que todos quieren ir pese a existir otros lugares más cercanos e inhóspitos como América y Asia, que no se pueden pisar porque hay más veneno que en una reunión de ex-alumnas de un colegio de monjas.
Después de ver el anuncio de una compañía que implanta recuerdos, uno espera una gran empresa puntera con alta tecnología situada en un campus universitario como mínimo, pero no. Rekall está ubicada en lo mejorcito de Chinatown, en un antro regentado por asiáticos que le harán sentarse en una silla con grilletes del restaurante "Gran Muralla" para implantarle el recuerdo de haber sido un agente secreto. Esta escena no deja lugar a dudas en el espectador, de que todo lo que verá a lo largo del metraje es real, al contrario de lo que ocurría en la cinta original, donde se jugaba (de forma magistral) con la idea de que todo hubiera sido un simple recuerdo.
Antes de que le implanten nada, la policía irrumpe en el local y matan a todos menos a Colín, que igual porque ama el pollo general Tao decide vengar al personal chino que le estaba atendiendo, acabando con las fuerzas del orden que pretendían detenerle. Tras una persecución se topa con la chica que aparecía en sus sueños, como podría haberse encontrado con la chica de la curva; mientras evita que su ex-mujer le mate (el personaje de Michael Ironside no aparece aquí) descubre que le han borrado la memoria y que antes era Alejandro Magno y que Cohaagen, el presidente de la Federación Británica, pretende invadir "La Colonia" con un ejército de robots porque se queda sin espacio en Europa. ¿Para qué investigar cómo acabar con los residuos químicos pudiendo gastarte el dinero en androides y conquistar la "soleada" Australia?. En fin, la película es previsible incluso para quien no conozca otra versión. Chico va a ver Lauren Postigo, sistema de localización se activa cuando este intenta obtener la secuencia que desactive al ejército robot, Chica es capturada mientras al Chico le van a devolver su anterior memoria, Chico escapa, rescata a Chica, mata a Cohaagen, destruye a los robots y le pega un tiro a su ex-mujer, hecho aplaudido por un espectador de la sala donde se grabó el audio, divorciado, sin duda; y finalmente amanece en Australia.
Como película es entretenida. Como remake es un fiasco, básicamente porque no era necesario. La original era, salvo detalles, redonda. Como documento sociológico es impagable pues muestra cómo ha cambiado la sociedad, la economía y las expectativas de la gente, si se la compara con el film de Schwarzenegger. En esta, Douglas Quaid, un obrero de la construcción vivía en un barrio normal, en una casa decente y con una rubia maciza en la cama. En la actualidad, tras la crisis económica iniciada en 2008, Quaid vive en un guetto y monta robots tecnológicamente avanzados mientras retoza con una Beckinsale vestida con ropa interior de señora de la posguerra, en un futuro que es una cloaca repleta de hologramas en el que la gente que padezca vértigo lo pasará muy mal porque todo está por los aires: casas, coches, autopistas y los precios de los pisos, que parece que no aprenderán nada de la burbuja inmobiliaria española; un futuro aciago y negro, con miseria tecnológica a raudales, escenario común de películas que traten el futuro de forma rigurosa, pues aquellas que muestren los años venideros como un lugar luminoso y avanzado no podrán ser tomadas en serio. Por cierto, fallo muy grande el usar a dos morenas para los papeles femeninos. Así no hay quien se aclare. En la anterior la rubia era la mala y la morena la buena. Como en la vida real más o menos.
Se que es lo que estáis esperando desde el primer párrafo. Si, sale la mujer de los tres senos, asiática esta vez, pero en un plano rápido de sus pechos que no permite recrearse en las mamas trinas; escena fruto del puritanismo que se ha apoderado de la industria del cine sin habernos dado cuenta. Desde luego el director de esta película no es el holandés Verhoeven por lo que la ultraviolencia presente en la película de 1990 ni se huele en esta. Nada de enanas cercenando miembros viriles, lo siento. Hay otros muchos guiños a su película madre: la escena en la que pasa por un control de seguridad y el guardia de seguridad para una mujer poco agraciada es uno de ellos, o cómo se libra Colín de su rastreador, nada de objetos extraños metidos en el cerebro sino un teléfono móvil incrustado en la mano, lo que me da que pensar en varias aplicaciones, todas ellas para mayores de 18 años.
Película recomendable de cualquier forma, si no pagáis por ella. De lo contrario, yo no quiero saber nada ¿eh?
Reacción del Chuache al ver lo que hicieron con su trabajo