Muchos me llamaron loco cuando en los albores de la crisis publiqué un post sobre la "teoría de la larga cola" que podéis leer aquí. A modo de resumen, venia a decir que la época de los productos destinados a la gran masa estaba por terminar, pero que sin embargo, en su lugar florecerían multitud de productos personalizados destinados a un mercado reducido donde obviamente los beneficios no serian tan abultados como los obtenidos con el modelo clásico.
El problema es que al verse reducido dicho margen de beneficios, encontrar inversores dispuestos a aportar su dinero para financiar dichos productos minoritarios es muy difícil por el alto riesgo que en principio, conlleva dicha inversión.
Han pasado ya varios años, la crisis no solo no remite sino que mantiene a la economía mundial al borde del precipicio, y el modelo de grandes productos mayoritarios, si bien no ha caído, comienza a tambalearse. Y es aquí donde aparece el Crowdfunding, que no es más que la financiación de proyectos de diverso pelaje por los propios consumidores finales, que aportan lo que buenamente pueden con la esperanza de obtener un producto a su gusto.
Si bien los primeros intentos de Crowdfunding fueron independientes, como la producción de la película "Iron Sky", en la se usaron distintos medios de difusión para captar fondos, últimamente parecen haberse agrupado en la página web de Kickstarter, un sitio donde los creadores piden a su público una determinada cantidad de dinero para desarrollar su idea, ya sea un juego, un corto, un disco o un gadget. Y si al final no logran recaudar dicha cantidad, nadie tiene que pagar nada. Si hay suerte, el pequeño inversor obtendrá una copia del producto ya materializado y diversos extras, dependiendo del autor y de la cantidad donada, pudiendo llegar a aparecer como extra en un corto, salir de fiesta con un grupo una noche o convertirte en personaje no jugable de un juego, todo ello reservado a las donaciones más generosas claro está.
La última moda es acudir a esta página para tratar de devolver al primer plano a sagas clásicas de videojuegos por las que la industria no apuesta, como la segunda parte de Wasteland o una aventura gráfica del creador de Grim Fandango.
El problema: das dinero a ciegas, sin saber como será el resultado y si satisfará tus expectativas, claro que eso ya pasa cuando te compras un juego solo por el titulo o por la caja.
Por cierto, no existe una versión española de dicha web. ¿La razón? Falta de visión, poca confianza en el formato o tristemente, que con la cantidad de gente que estaría dispuesta a pagar por algo en este país, no se podría financiar ni un Chupa Chups.
El problema es que al verse reducido dicho margen de beneficios, encontrar inversores dispuestos a aportar su dinero para financiar dichos productos minoritarios es muy difícil por el alto riesgo que en principio, conlleva dicha inversión.
Han pasado ya varios años, la crisis no solo no remite sino que mantiene a la economía mundial al borde del precipicio, y el modelo de grandes productos mayoritarios, si bien no ha caído, comienza a tambalearse. Y es aquí donde aparece el Crowdfunding, que no es más que la financiación de proyectos de diverso pelaje por los propios consumidores finales, que aportan lo que buenamente pueden con la esperanza de obtener un producto a su gusto.
Si bien los primeros intentos de Crowdfunding fueron independientes, como la producción de la película "Iron Sky", en la se usaron distintos medios de difusión para captar fondos, últimamente parecen haberse agrupado en la página web de Kickstarter, un sitio donde los creadores piden a su público una determinada cantidad de dinero para desarrollar su idea, ya sea un juego, un corto, un disco o un gadget. Y si al final no logran recaudar dicha cantidad, nadie tiene que pagar nada. Si hay suerte, el pequeño inversor obtendrá una copia del producto ya materializado y diversos extras, dependiendo del autor y de la cantidad donada, pudiendo llegar a aparecer como extra en un corto, salir de fiesta con un grupo una noche o convertirte en personaje no jugable de un juego, todo ello reservado a las donaciones más generosas claro está.
La última moda es acudir a esta página para tratar de devolver al primer plano a sagas clásicas de videojuegos por las que la industria no apuesta, como la segunda parte de Wasteland o una aventura gráfica del creador de Grim Fandango.
El problema: das dinero a ciegas, sin saber como será el resultado y si satisfará tus expectativas, claro que eso ya pasa cuando te compras un juego solo por el titulo o por la caja.
Por cierto, no existe una versión española de dicha web. ¿La razón? Falta de visión, poca confianza en el formato o tristemente, que con la cantidad de gente que estaría dispuesta a pagar por algo en este país, no se podría financiar ni un Chupa Chups.