Llevo un tiempo observando una tendencia que está teniendo cierta repercusión en los USA, se trata de las "Cajas sorpresa", algo parecido a aquellos sobres de Montaplex de nuestra juventud (o al menos de la juventud de algunos de nosotros, que a estas alturas de mi vida ya hay más gente más joven que yo, que mayor), en los que por 25 pesetas te podías hacer con unos cuantos soldados del Tercer Reich, un grupo de vaqueros genocidas o un puñado de cactus, menos dados al juego pero más políticamente correctos, qué duda cabe.
Hoy día esto de los sobres no tendría mucho éxito porque los pocos niños que se interesaran por tener unos muñecos de plástico, los fundirían en su cucharilla de hacer crack y esnifarían el vapor resultante. De tal forma ha degenerado la juventud, pero los comerciantes, siempre tan avispados, comprendieron que los que fueron niños en los 80 se quedaron medio gilipollas y no consiguieron madurar, permaneciendo anclados para siempre en aquella década porque las que la siguieron han sido, por decirlo claramente: una mierda y siendo condenados a rememorar una y otra vez aquellos años, hasta que el destino les alcance en forma de hipoteca o futuro esnifador de plástico. Esta generación sirvió de mantillo para que en las posteriores floreciera un culto desmedido por el ocio, que mueve a los jóvenes de hoy día a subir videos a Internet sobre sus hobbies, en los instantes en que logran superar el mono producido por las drogas.
En algún momento a principios del siglo XXI, un ingenioso americano que asistía a una ComicCon cualquiera, dejó de mirarle el culo a una Samus Aran con armadura de papel maché y se le encendió una bombilla: aquellos frikazos tenían dinero, tiempo y poca capacidad crítica, además de dinero para gastar en chorradas. Dios bendiga América, gritó levantándose como un resorte del banco del hall del edificio de congresos antes de salir del recinto tras tocarle el culo a una Tifa que se estaba haciendo una foto con el conserje.
Descubrí Loot Crate en el canal de Youtube de Screen Team, dedicado a los videojuegos y a... bueno, vale, una de las que aparecen en pantalla es esta chica, disfrazada a veces de personajes de la cultura popular y que haría sufrir una apoplejía a una de esas feministas que se niegan a erotizar su opresión. Y aunque no lo hiciera, quiero decir...
Como este pie de foto no lo va a leer nadie, quiero decir que estoy muy triste. Me siento muy solo y nadie me comprende. En fin, tetas.
Loot Crate es la reinvención de los sobres sorpresa: una caja "repleta", o al menos así te lo venden, de merchandising de todo tipo de productos culturales desde películas a videojuegos: camisetas, peluches, muñecos, pegatinas, caramelos, cómics, etc. El funcionamiento del "servicio" es muy sencillo. Entras en su página, te registras, y por una módica cantidad mensual, tienes derecho a recibir cada mes una de estas cajas con contenido misterioso. Como todo, unos meses el contenido será más satisfactorio, otros menos... dependerá de gustos.
En un primer momento pensé que era una chorrada como un piano, pero los geeks, gamers, nerds y todas esas etiquetas con las que los vendedores clasifican a la gente para saber qué producto poder colocarles a un precio sobredimensionado y que además les den las gracias, son grupos bastante numerosos y con la cartera floja, por definición. Así pues no me sorprendió demasiado toparme con algo parecido en otro video de Youtube de una chica menos rotunda pero igual de llamativa que la anterior. Booty Bin se llamaba el servicios de cajas y venía a ser lo mismo.
Investigando un poco para la redacción de este post, y evitando la tentación de abrir mil pestañas con fotos de la chica de antes, descubrí que este tipo de producto había proliferado como setas, siendo los youtubers la punta de lanza de su promoción, pues su público está altamente segmentado y suele ser masivo, con centenares de miles de visitas, y por tanto potenciales subscriptores, a sus videos. Visitas que normalmente se corresponden con cuanto de grandes tienen las tetas o cómo de liberada es la youtuber a la hora de hablar de sexo.
El mercado se saturó muy rápido, por lo que ha tenido que segmentarse aún más, apareciendo "cajas" destinadas exclusivamente a videojugadores, amantes del horror, nerds niños, nerds niñas y hasta perros.
Desde luego las posibilidades de colocar alguna de estas cajas son casi infinitas, lo que me lleva a preguntarme por qué esta propuesta de negocio no ha sido explotada en España o, si me apuras, en Europa. No tengo la respuesta, ni me interesa mucho encontrarla porque todo esto ha sido una excusa para poner fotos de tetonas. Lo que no quita que si hay algún Business Angel por aquí que quiera arriesgar su dinero en importar esta tendencia, que me escriba al correo que encontrará por el blog y ya lo hablamos.
Hoy día esto de los sobres no tendría mucho éxito porque los pocos niños que se interesaran por tener unos muñecos de plástico, los fundirían en su cucharilla de hacer crack y esnifarían el vapor resultante. De tal forma ha degenerado la juventud, pero los comerciantes, siempre tan avispados, comprendieron que los que fueron niños en los 80 se quedaron medio gilipollas y no consiguieron madurar, permaneciendo anclados para siempre en aquella década porque las que la siguieron han sido, por decirlo claramente: una mierda y siendo condenados a rememorar una y otra vez aquellos años, hasta que el destino les alcance en forma de hipoteca o futuro esnifador de plástico. Esta generación sirvió de mantillo para que en las posteriores floreciera un culto desmedido por el ocio, que mueve a los jóvenes de hoy día a subir videos a Internet sobre sus hobbies, en los instantes en que logran superar el mono producido por las drogas.
En algún momento a principios del siglo XXI, un ingenioso americano que asistía a una ComicCon cualquiera, dejó de mirarle el culo a una Samus Aran con armadura de papel maché y se le encendió una bombilla: aquellos frikazos tenían dinero, tiempo y poca capacidad crítica, además de dinero para gastar en chorradas. Dios bendiga América, gritó levantándose como un resorte del banco del hall del edificio de congresos antes de salir del recinto tras tocarle el culo a una Tifa que se estaba haciendo una foto con el conserje.
Descubrí Loot Crate en el canal de Youtube de Screen Team, dedicado a los videojuegos y a... bueno, vale, una de las que aparecen en pantalla es esta chica, disfrazada a veces de personajes de la cultura popular y que haría sufrir una apoplejía a una de esas feministas que se niegan a erotizar su opresión. Y aunque no lo hiciera, quiero decir...
Como este pie de foto no lo va a leer nadie, quiero decir que estoy muy triste. Me siento muy solo y nadie me comprende. En fin, tetas.
Loot Crate es la reinvención de los sobres sorpresa: una caja "repleta", o al menos así te lo venden, de merchandising de todo tipo de productos culturales desde películas a videojuegos: camisetas, peluches, muñecos, pegatinas, caramelos, cómics, etc. El funcionamiento del "servicio" es muy sencillo. Entras en su página, te registras, y por una módica cantidad mensual, tienes derecho a recibir cada mes una de estas cajas con contenido misterioso. Como todo, unos meses el contenido será más satisfactorio, otros menos... dependerá de gustos.
En un primer momento pensé que era una chorrada como un piano, pero los geeks, gamers, nerds y todas esas etiquetas con las que los vendedores clasifican a la gente para saber qué producto poder colocarles a un precio sobredimensionado y que además les den las gracias, son grupos bastante numerosos y con la cartera floja, por definición. Así pues no me sorprendió demasiado toparme con algo parecido en otro video de Youtube de una chica menos rotunda pero igual de llamativa que la anterior. Booty Bin se llamaba el servicios de cajas y venía a ser lo mismo.
Investigando un poco para la redacción de este post, y evitando la tentación de abrir mil pestañas con fotos de la chica de antes, descubrí que este tipo de producto había proliferado como setas, siendo los youtubers la punta de lanza de su promoción, pues su público está altamente segmentado y suele ser masivo, con centenares de miles de visitas, y por tanto potenciales subscriptores, a sus videos. Visitas que normalmente se corresponden con cuanto de grandes tienen las tetas o cómo de liberada es la youtuber a la hora de hablar de sexo.
El mercado se saturó muy rápido, por lo que ha tenido que segmentarse aún más, apareciendo "cajas" destinadas exclusivamente a videojugadores, amantes del horror, nerds niños, nerds niñas y hasta perros.
Desde luego las posibilidades de colocar alguna de estas cajas son casi infinitas, lo que me lleva a preguntarme por qué esta propuesta de negocio no ha sido explotada en España o, si me apuras, en Europa. No tengo la respuesta, ni me interesa mucho encontrarla porque todo esto ha sido una excusa para poner fotos de tetonas. Lo que no quita que si hay algún Business Angel por aquí que quiera arriesgar su dinero en importar esta tendencia, que me escriba al correo que encontrará por el blog y ya lo hablamos.
Y esta va de regalo. ¿Por qué? Buena pregunta.