Esta frase de Samuel Beckett era el lema de uno de mis antiguos lectores, que espero que sea feliz allá donde que quiera que esté, y me gustó tanto que me lo apropié. Creo que todo el mundo debería tener su propio eslogan. Puede parecer una chorrada, si, pero ahí están los de las casas de Juego de Tronos y a todo el mundo les parecen muy molones.
En la vida real, un lema para cada casa seria absurdo porque un alto porcentaje de las mismas coincidirían en una consigna similar: Aquí se hace lo que diga tu madre. Sin embargo, tener uno que definiera nuestra personalidad seria muy útil. Así, si conoces a alguien con un "Dejo rastro por donde pasto", ya sabrás a qué atenerte.
En mi caso, elegí este porque el fracaso ha estado planeando sobre mi persona desde que tomé conciencia de mi mimismidad y fui incapaz de ligarme a mi profesora de 1º de EGB, una morena de nariz respingona y senos generosos, y que solía cubrir con suéteres ajustados.
El fracaso es consustancial a la actividad humana, ya sea por actitudes propias, circunstancias externas o una mezcla de ambas. Es además personal, normalmente solemos fracasar ante nosotros mismos, aunque en ocasiones lo que hagamos podrá ser considerado un fracaso por otros.
Sin embargo, existe otro tipo de fracaso, el que sentimos como propio pero que ha sido impuesto por los demás, el entorno, la sociedad. Es principalmente el fracaso ante el sistema. Estudia una carrera, consigue una buena mujer o marido, cómprate una casa, un coche y ten varios hijos que permitan que la rueda siga girando, este ha sido el dogma más influyente de las últimas décadas en este país y el que ha llevado a infinidad de personas a sentirse fracasadas por no haber conseguido alguno de estos objetivos.
Esta tarde, mientras me encontraba intentando ligar con una tuitera parca en palabras, conocí a una persona que se podría encuadrar en este tercer tipo de fracaso: un chaval que con dos carreras y un master, ¿logrará desbancar al 35matrículas como meme académico?, se encuentra en Londres limpiando mierda y por ello se quejaba en un artículo que pude encontrar gracias a mi querida y siempre adorada @gordipe, el cual podéis leer aquí: http://ecodiario.eleconomista.es/politica/noticias/5185270/09/13/Me-llamo-Benjamin-Serra-tengo-dos-carreras-y-un-master-y-limpio-WCs-en-Londres.html
Como no podía ser menos, pronto como hienas se lanzaron los lectores a lanzar sus dentelladas en forma de devastadores comentarios, muchos de ellos ricos en insultos e improperios hacia este joven que, a menos que mi comprensión lectora sea tan deficiente como la del presidente del gobierno ante un poema de Gloria Fuertes, se quejaba de que la falta de oportunidades en España le había llevado a limpiar retretes en otro país, aun siendo una persona cualificada.
En este punto hay alguna cosa que comentar. Debemos ser conscientes de que no todas las carreras tienen el mismo peso en el mundo real. Así, alguien que estudie Filosofía o Historia, no debería pensar que puede encontrar trabajo "de lo suyo" en otra cosa que no sea en la docencia de dichas materias. Son carreras que deberían permanecer en la universidad en cuanto estas son recipientes del saber humano, o al menos eso se supone, pero que laboralmente son nulas. Es algo que se supone de perogrullo, pero igual de simple es saber que si se suben los impuestos sin aumentar salarios el consumo disminuye y ahí estamos, destruyendo consumo interno a toda máquina.
De todas formas lo que más me ha sorprendido es la cantidad de gente que comenta que no debería quejarse. Y yo, que igual soy un poco estúpido, no entiendo qué circunstancias nos dan derecho a poder quejarnos o no. ¿No podemos entonces protestar porque el gobierno suba las tarifas eléctricas porque en Somalia no tienen ni bombillas? ¿Debemos callarnos como putas cuando el presidente de la comunidad de turno roba un par de millones porque el de la comunidad vecina además de robar 20 enchufa a su sobrina en un cargo vitalicio?
Quizás por eso el pueblo español está siendo machacado sumisamente. Igual la gente espera a que un capataz les de un latigazo cuando caigan desfallecidos transportando las piedras para la pirámide funeraria de Gallardón para quejarse y pedir algo mejor.
Pero bueno, todos sabemos que esto no es así, aquí somos mucho de quejarnos pero de lo nuestro, lo de los demás nos la sopla, nos resbala, y así, si ayer había que machacar a los controladores, se machaca, si hoy hay que machacar a los funcionarios, se les machaca, si mañana hay que aplastar a los pensionistas, abajo con ellos, siempre que no toquen a mi equipo del alma, que no se les ocurra descenderlo de categoría por deber centenares de millones de euros a Hacienda.
La gente critica para soltar su bilis personal contra el objetivo que sea, por los motivos más peregrinos, entendiendo lo que quieren de lo que se dice y llevándolo a su experiencia personal. No importa que este chico diga que no le avergüenza hacer ese trabajo, hay más de uno y de dos que creen entender lo contrario y arremeten contra él. No veo ningún clasismo en sus palabras. Y entiendo que habiéndose formado para una determinada profesión, prefiriera ejercerla en lugar de estar haciendo otra cosa.
Este chaval cometió un error: confiar en el sistema. La última frase de su alegato es demoledora: "Yo creía que merecía algo mejor después de tanto esfuerzo en mi vida académica. Parece ser que me equivocaba". No se le puede culpar porque ya desde pequeños se nos inculca este mensaje: trabaja duro y conseguirás resultados. Y cuando después de varios años dedicados a sacarte una carrera compruebas que lo que te aseguraron era mentira, es normal frustrarse. Además cuando te das cuenta de que los que están en puestos directivos y del gobierno son unos completos incompetentes, lo lógico es que la frustración se torne en indignación.
Estos sentimientos vienen por la errónea creencia de que el mercado laboral se rige por un modelo liberal, de elección de la mejor opción en el mercado (con más títulos, más idiomas,...), cuando no es así, sino que impera un modelo darwinista, de elección del que mejor se adapta a las circunstancias (un buen contacto dentro de la empresa, carisma, etc) Pero bueno, esto es otra historia.
Aquí no me vale decir que un poco más y el hombre este cree en el ratoncito Pérez, porque la población en general, la que ahora le critica desde el anonimato de la red, la que se ha comprado zulos por 300.000 euros con un sueldo de 1.200, los que denostaban los estudios puesto que en la construcción se ganaba más, los que se endeudan alegremente, los que montaban un negocio pensando que podrían prosperar, los que votaron a tal o cual partido pensando que la situación se podría superar con ellos en el poder, todos esos, se tragaron el cuento igual. Forman parte del engranaje que perpetúa el statu quo. Y ahora escupen su odio contra todo y contra todos, incapaces de reconocer su culpa en la situación en la que nos encontramos.
Es el eterno problema de la sociedad fallida española, el de la envidia, el "yo no he sido" y si lo hice, no se puede demostrar, el "la culpa es de los demás", el del dedo acusador, los burgueses pobres de solemnidad, el de echar por tierra a los demás para igualarse con ellos en el fango, el de creerse más que el otro porque se tenga dinero o porque no se tenga, el del orgullo capital, el de rojos contra fachas en el que tanto unos como otros tratan a la gente como actores económicos y no como personas, el de la falta de empatía, solidaridad o simpatía, y el mayor problema de todos, la incapacidad para reconocer un fracaso, porque solo el que sabe que ha fracasado puede volver a intentarlo y aspirar al éxito.
En la vida real, un lema para cada casa seria absurdo porque un alto porcentaje de las mismas coincidirían en una consigna similar: Aquí se hace lo que diga tu madre. Sin embargo, tener uno que definiera nuestra personalidad seria muy útil. Así, si conoces a alguien con un "Dejo rastro por donde pasto", ya sabrás a qué atenerte.
En mi caso, elegí este porque el fracaso ha estado planeando sobre mi persona desde que tomé conciencia de mi mimismidad y fui incapaz de ligarme a mi profesora de 1º de EGB, una morena de nariz respingona y senos generosos, y que solía cubrir con suéteres ajustados.
El fracaso es consustancial a la actividad humana, ya sea por actitudes propias, circunstancias externas o una mezcla de ambas. Es además personal, normalmente solemos fracasar ante nosotros mismos, aunque en ocasiones lo que hagamos podrá ser considerado un fracaso por otros.
Sin embargo, existe otro tipo de fracaso, el que sentimos como propio pero que ha sido impuesto por los demás, el entorno, la sociedad. Es principalmente el fracaso ante el sistema. Estudia una carrera, consigue una buena mujer o marido, cómprate una casa, un coche y ten varios hijos que permitan que la rueda siga girando, este ha sido el dogma más influyente de las últimas décadas en este país y el que ha llevado a infinidad de personas a sentirse fracasadas por no haber conseguido alguno de estos objetivos.
Esta tarde, mientras me encontraba intentando ligar con una tuitera parca en palabras, conocí a una persona que se podría encuadrar en este tercer tipo de fracaso: un chaval que con dos carreras y un master, ¿logrará desbancar al 35matrículas como meme académico?, se encuentra en Londres limpiando mierda y por ello se quejaba en un artículo que pude encontrar gracias a mi querida y siempre adorada @gordipe, el cual podéis leer aquí: http://ecodiario.eleconomista.es/politica/noticias/5185270/09/13/Me-llamo-Benjamin-Serra-tengo-dos-carreras-y-un-master-y-limpio-WCs-en-Londres.html
Como no podía ser menos, pronto como hienas se lanzaron los lectores a lanzar sus dentelladas en forma de devastadores comentarios, muchos de ellos ricos en insultos e improperios hacia este joven que, a menos que mi comprensión lectora sea tan deficiente como la del presidente del gobierno ante un poema de Gloria Fuertes, se quejaba de que la falta de oportunidades en España le había llevado a limpiar retretes en otro país, aun siendo una persona cualificada.
En este punto hay alguna cosa que comentar. Debemos ser conscientes de que no todas las carreras tienen el mismo peso en el mundo real. Así, alguien que estudie Filosofía o Historia, no debería pensar que puede encontrar trabajo "de lo suyo" en otra cosa que no sea en la docencia de dichas materias. Son carreras que deberían permanecer en la universidad en cuanto estas son recipientes del saber humano, o al menos eso se supone, pero que laboralmente son nulas. Es algo que se supone de perogrullo, pero igual de simple es saber que si se suben los impuestos sin aumentar salarios el consumo disminuye y ahí estamos, destruyendo consumo interno a toda máquina.
De todas formas lo que más me ha sorprendido es la cantidad de gente que comenta que no debería quejarse. Y yo, que igual soy un poco estúpido, no entiendo qué circunstancias nos dan derecho a poder quejarnos o no. ¿No podemos entonces protestar porque el gobierno suba las tarifas eléctricas porque en Somalia no tienen ni bombillas? ¿Debemos callarnos como putas cuando el presidente de la comunidad de turno roba un par de millones porque el de la comunidad vecina además de robar 20 enchufa a su sobrina en un cargo vitalicio?
Quizás por eso el pueblo español está siendo machacado sumisamente. Igual la gente espera a que un capataz les de un latigazo cuando caigan desfallecidos transportando las piedras para la pirámide funeraria de Gallardón para quejarse y pedir algo mejor.
Pero bueno, todos sabemos que esto no es así, aquí somos mucho de quejarnos pero de lo nuestro, lo de los demás nos la sopla, nos resbala, y así, si ayer había que machacar a los controladores, se machaca, si hoy hay que machacar a los funcionarios, se les machaca, si mañana hay que aplastar a los pensionistas, abajo con ellos, siempre que no toquen a mi equipo del alma, que no se les ocurra descenderlo de categoría por deber centenares de millones de euros a Hacienda.
La gente critica para soltar su bilis personal contra el objetivo que sea, por los motivos más peregrinos, entendiendo lo que quieren de lo que se dice y llevándolo a su experiencia personal. No importa que este chico diga que no le avergüenza hacer ese trabajo, hay más de uno y de dos que creen entender lo contrario y arremeten contra él. No veo ningún clasismo en sus palabras. Y entiendo que habiéndose formado para una determinada profesión, prefiriera ejercerla en lugar de estar haciendo otra cosa.
Este chaval cometió un error: confiar en el sistema. La última frase de su alegato es demoledora: "Yo creía que merecía algo mejor después de tanto esfuerzo en mi vida académica. Parece ser que me equivocaba". No se le puede culpar porque ya desde pequeños se nos inculca este mensaje: trabaja duro y conseguirás resultados. Y cuando después de varios años dedicados a sacarte una carrera compruebas que lo que te aseguraron era mentira, es normal frustrarse. Además cuando te das cuenta de que los que están en puestos directivos y del gobierno son unos completos incompetentes, lo lógico es que la frustración se torne en indignación.
Estos sentimientos vienen por la errónea creencia de que el mercado laboral se rige por un modelo liberal, de elección de la mejor opción en el mercado (con más títulos, más idiomas,...), cuando no es así, sino que impera un modelo darwinista, de elección del que mejor se adapta a las circunstancias (un buen contacto dentro de la empresa, carisma, etc) Pero bueno, esto es otra historia.
Aquí no me vale decir que un poco más y el hombre este cree en el ratoncito Pérez, porque la población en general, la que ahora le critica desde el anonimato de la red, la que se ha comprado zulos por 300.000 euros con un sueldo de 1.200, los que denostaban los estudios puesto que en la construcción se ganaba más, los que se endeudan alegremente, los que montaban un negocio pensando que podrían prosperar, los que votaron a tal o cual partido pensando que la situación se podría superar con ellos en el poder, todos esos, se tragaron el cuento igual. Forman parte del engranaje que perpetúa el statu quo. Y ahora escupen su odio contra todo y contra todos, incapaces de reconocer su culpa en la situación en la que nos encontramos.
Es el eterno problema de la sociedad fallida española, el de la envidia, el "yo no he sido" y si lo hice, no se puede demostrar, el "la culpa es de los demás", el del dedo acusador, los burgueses pobres de solemnidad, el de echar por tierra a los demás para igualarse con ellos en el fango, el de creerse más que el otro porque se tenga dinero o porque no se tenga, el del orgullo capital, el de rojos contra fachas en el que tanto unos como otros tratan a la gente como actores económicos y no como personas, el de la falta de empatía, solidaridad o simpatía, y el mayor problema de todos, la incapacidad para reconocer un fracaso, porque solo el que sabe que ha fracasado puede volver a intentarlo y aspirar al éxito.