Hay ancianos que caminan como si se dirigieran a la muerte; con pasos vacilantes, erráticos, un pie delante y el otro todavía atrás por unos instantes, una parada sin intención, un vistazo alrededor. Echan la vista atrás como si quisieran atisbar el pasado por un segundo, y ya puede reunirse el pie con su gemelo allá en la vanguardia. Y vuelta a empezar hasta volver a casa con la compra o con unas cuantas horas de menos hasta el siguiente día.
En aceras estrechas el tiempo no corre igual para todos.
En aceras estrechas el tiempo no corre igual para todos.