Divagaciones a la luz de una luna de lunes

La tierra es del viento, el dinero público no es de nadie y las tensiones en la economía española provienen de la incertidumbre política en Grecia. Este es el deporte favorito de los españoles: echar balones fuera y no reconocer la propia responsabilidad. Solo que esta vez nos han devuelto directo a la cabeza y la entrepierna, valga la redundancia, todos los balones que hemos ido lanzando al exterior sin querer admitir "nuestros" fallos.

Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así y por eso te voy a tirar de la goma del tanga así que no te me enfades porque además yo solo busco el amor verdadero. Confío en que más tarde podamos seguir esta conversación en mi apartamento después de haberte hecho gritar mi nombre una decena de veces. Así intenté ligarme a una alemana hace dos semanas en el Pachá de Los Boliches (¿que no sabes donde está? Eso es porque no molas) Como respuesta recibí una soberana bofetada.

Si me hubiera llamado España y la chica los micróf... los mercados, el resultado hubiera sido (es) el mismo. Era una versión reducida del "¿Follamos o jugamos al baloncesto? porque se que soy irresistible y manejo bien las pelotas" solo que sin la parte deportiva. Esa forma de ligar es irresponsable, kamikaze y solo hubiera funcionado con una alemana borracha hasta el límite de la consciencia (a menos que seas ese señor gay que hace de Lobezno y España solo llega a Alfredo Landa) solo que cuando llegan a ese límite ya están con otro hombre y otra mujer que de todo he visto, al que ellas han elegido en base a sólidos criterios.

Yo me puedo permitir la boutade porque estoy por encima del "gran juego", por diversión, una apuesta o cualquier cosa excepto por pensar que sea una estrategia exitosa; por eso me pregunto cómo alguien de cuyas acciones depende el bienestar de millones de personas actúa como un cani de discoteca. Las amigas de la chica se mosquean, se lo cuentan a su prima y esta, no voy a hacer otro juego de palabras con esto lo prometo, pone caliente, de una manera nada agradable ni excitante, al audaz pretendiente, pues si la alemana a la que todo el mundo quiere ligarse es del tipo de las buenorras, la prima corresponde al segundo tipo en que se puede dividir a las teutonas: yo las llamo las panzeralemanas, moles de carne de rubicundas mejillas y brazos como pilares del Partenón que podrían estrangular la economía de cualquier país con un simple abrazo.

Pero bueno, otra vez hay fútbol y a nadie le importa nada. Mi vecino se desgañita, se deja la garganta y su mujer los tímpanos, comentando las jugadas fallidas de la "Rosa Luxemburgo". El sonido de las vuvuzelas lo inunda todo aunque en el previo he echado en falta la del niño que estos días atrás amenizaba mis tardes. En su momento deseé que se atragantara con el instrumento de plástico. Espero que la cosa no haya llegado a tanto. Conque le hayan metido en un internado me doy por satisfecho.

Es una semana de la marmota más. Todas son iguales, mismas noticias, mismos personajes, mismas ilusiones perdidas y el mismo calor de siempre, que es como quejarse de que hace frío en Laponia. La refrescante brisa que hasta hoy nos había librado del infierno en la tierra del verano, ha cesado. Me siento como uno de esos mutantes marcianos de Desafío Total cuando el malvado Cohagen les cortaba el oxígeno y estos miraban desesperados las aspas estáticas de los ventiladores gigantes, anunciando su próxima muerte. En mi caso el resultado es menos dramático: una noche en vela recordando a la chica de los tres pechos que no tuvo que pasar por esa agonía pues se la cargaron un par de escenas atrás. No se si en el remake, cuyo poster adornaba el pasillo del cine al que fui la semana pasada, la incluirán. Me temo lo peor. No estará ambientada en Marte, no saldrá Sharon Stone y el protagonista es un tirillas que ni siquiera tiene el carisma de Schwarzenegger (Si, soy de esos) Temo que no será más que un subproducto destinado a recaudar dinero apelando a la nostalgia, con una banda sonora ambiental inspirada por Muse, computadoras de realidad virtual y estética tecnofascista.

Salgo al balcón en busca del frescor de la madrugada y ¿qué ven mis ojos? allí, en la distancia, a apenas dos calles de distancia, en un balcón vecino, le veo: el niño de la vuvuzela. Me ve y sonríe mientras se lleva a la boca ese instrumento del diablo...
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6 comentarios:

  1. Pues otro post sembrado, chico, las cosas como son pese a que parezca un pelota más esférico que la calva de Samuel L. Jackson.
    Consultaré con mi contacto en Los Boliches el paradero de esa discoteca, aunque dudo que a principios de los ochenta existiera.
    Tengo ganas de ver el superfluo remake de desafio total para poder despellejarlo a gusto; Colin Farrell vete pa tu pueblo!!!

    Un fuerte abrazo y muerte a las vuvucelas!

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  2. Ya no estoy al corriente de discotecas, aquella época pasó, pero el resto no lo rebato. Bien rajado.

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  3. Me alegro que sobrevivieras a la batalla contra el mosquito. Y que la noche diera para tanto y tan bien.

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  4. Que no salga de este comentario, pero no hay ningún Pachá en Los Boliches. El alcalde me paga una comisión por hacer publicidad engañosa para atraer turistas a la costa. Eso si, no dejeis de visitar el Eurodisney II cuyas obras finalizarán en dos meses!
    Al final sobrevivimos los dos, el mosquito y yo pero al menos pude expulsarlo de mi hogar con la ayuda de un ventilador. Jamás pensé que putear a un insecto fuera tan gratificante :)
    Besos y abrazos!

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  5. ¿Y Rascapiquilandia tampoco tiene sucursal en los Boliches?...el disgustazo está servido, jo.

    Abrazos.

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  6. Rascapiquilandia no, pero se acaba de inaugurar EuroDelos con un escenario especial basado en la España de los 60 en el que si te ven con la falda más corta de lo habitual o enrollándote con tu novia por la calle, viene el sereno y te da una colleja. Además se puede disfrutar de la verbena de la Paloma todas las noches y no te pierdas la atracción estrella: ayudar a cruzar la calle a Paco Martínez Soria. ¡Diversión asegurada!
    Un abrazo!

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