Pioneers

A veces la vida puede ser muy dura: una novia que te deja, un trabajo que te hunde en la miseria, una novia que te deja y te da una patada en los testículos, son hechos con los que el destino nos obsequia a menudo de forma periódica, como si de los regalos de un tío político se tratara.

Sin embargo, un día a tu tío le toca la Primitiva y en lugar de la piedra de un mechero, se estira con un par de calcetines de algodón. Del mismo modo la vida me dio la oportunidad hace unos días de resolver uno de mis misterios personales, el de una tonadilla que durante más de 20 años se me ha venido a la cabeza de forma recurrente, desconociendo todo de ella: nombre, artista e incluso letra. Solo recordaba un pequeño fragmento de la melodía. Hace unos años vi en el noticiero nocturno de La 2, ese patrocinado por una famosa marca de azucarillos, un software que era capaz de adivinar la canción que se le silbara al micrófono de un ordenador que corriera dicho programa. Nunca más supe de él así que supongo que sería un bluf más como el de la cura del cáncer o la utilidad del LHC.

Pero, decía, al final tarde o temprano todo obtiene su respuesta y la mía llego una tarde en que miraba la lista de las canciones que han sido banda sonora de la retransmisión de la vuelta ciclista a España, realizada por RTVE. Era la correspondiente a la vuelta de 1983, que ganaría el mítico Bernard Hinault al ritmo electrónico de un grupo pionero en la música española: Azul y Negro, con su no menos mítico tema: Con los dedos de una mano.




Si no os movéis al son que marca el barbas es que estáis muertos por dentro.

Cuando uno escucha su música, se imagina tras ella a dos modernos con gafas de sol, repeinados, ataviados con cazadora de aviador y pantalones de explorador, a lo Chimo Bayo, pero cuando ves cualquiera de sus videoclips te encuentras a un yonqui salido de una película de Almodovar y a Miguel Durán, el que fuera presidente de la ONCE, antes de quedar ciego por uno de los lásers que en aquella época se utilizaban para dar ambiente y teñir de futurista cualquier actuación que se tachara de moderna.

Azul y Negro fueron desde sus comienzos un grupo pionero, unos exploradores de la música electrónica que se internaban en la selva de los sintetizadores haciéndose acompañar por su grupo de bailarinas distópicas. Era la época de la movida madrileña, en la que la droga corría por las calles como los grises detrás de unos manifestantes, por eso las chicas del videoclip parecen sacadas del Proyecto Hombre. Pero no todo en el cuerpo de baile es malo, la coreografía fue elegida cuatro veces consecutiva en las clases de danza de mi instituto lo que da una idea de la calidad de la misma, con sus pasos atemporales y asequibles hasta para el más patoso de los bailarines.

Fueron los primeros en sacar un disco en CD en plena época dorada de las casettes, cuando ni siquiera ellos tenían un reproductor donde poder escuchar el disco y no contentos con semejante machada, se erigieron como los primeros músicos cyberpunks patrios. En una época en que en España el ordenador más avanzado era el ábaco con el que Franco llevaba la contabilidad de El Pardo, compusieron una canción dedicada a los informáticos, como se puede comprobar al analizar la compleja letra de "Con los dedos de una mano":

No tengo tiempo para pensar.
No tengo tiempo de programar.
No tengo tiempo para escapar.
No tengo tiempo de terminar.

Esta primera estrofa es clara. Habla de un programador agobiado por el proyecto al que ha sido asignado, con un escaso tiempo para terminarlo, sometido a presiones de todo tipo por unos jefes que alcanzaron su puesto de forma poco meritoria. El programador no puede escapar porque se ve atado por la necesidad de mantener el puesto a fin de poder pagar las facturas. Todo un drama como vemos.

No tengo tiempo para saber.
No tengo tiempo para romper.
No tengo tiempo para volver.
No tengo tiempo para entender

En la segunda, se lamenta por su cobardía a la hora de cambiar de trabajo. Teme no encontrar otro y que le echen de casa. Para colmo, han surgido problemas mientras desarrollaba el software que le habían encargado y tiene que leerse una bibliografía sobre un engorroso tema, tan extensa, que escapa a sus posibilidades. Además cuando se pone a ello, porque no le queda más remedio, no entiende ni jota, por lo que piensa que es mejor que se hubiera dedicado a estudiar Filosofía, donde al menos hubiera podido fumarse medio Parque del Retiro.

Con los dedos de una mano,
con los dedos de una mano,
voy contando los minutos,
voy contando los segundos.

Esta tercera estrofa es más poética. Lo importante es lo que no dice. Con los dedos de una mano cuentan y con la otra... bueno, ya sabéis lo que hacen los informáticos con la otra mientras tanto. Una forma tan buena como cualquier otra de relajarse, sobre todo cuando no tienes amigos que hablen de otra cosa que no sean cachivaches electrónicos, ni mucho menos una mujer que te toque la flauta.

En fin, todo un clásico que debería permanecer en la discoteca de todo hombre de bien. No les olvidéis nunca: Azul y Negro. Ellos nunca lo harían.
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2 comentarios:

  1. Azul y Negro...me acuerdo perfectamente de ellos, es más, en mi casa se pinchaba su disco (en "long-play"), aunque para música de corte ciclista prefería el mítico "Tour de France" de Kraftwerk (cuyo L-P tambien pobló mi hogar)...efectivamente, me he delatado, SOY UN VIEJORRRRRR!!!

    Un abrazo!!!

    P.D.:Nuevo cambio de look!

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  2. Mejor dicho, SOMOS VIEJORRRRSSSS!!! :) que yo le pregunté a un adolescente el otro día si le gustaba Chicho Terremoto y me preguntó quién era ese...

    Si, le cambié el look al blog porque el anterior representaba mi época oscura. Mientras decido en que época artística me sumerjo ahora, he decidido adoptar este tono neutral a la par que minimalista. Además me había cansado de los otros dibujos y no tenía ganas de ponerme a dibujar otros.

    Un abrazo!!

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