It´s cold outside

En los tiempos en que cursaba la EGB, la jornada escolar guardaba cierta similitud con el horario de oficina, esto es, teníamos que ir a la escuela mañana y tarde, lo cual para mi era un coñazo porque vivia muy lejos del colegio y me pasaba gran parte del tiempo destinado a comer, en un cochambroso autobús. A veces teníamos suerte y era sustituido por el bus de un colegio de pago que disponía de un monitor con el que podiamos entretenernos con fragmentos de El Capitán Cavernicola o Mighty Mightor en lugar de tirarle de las trenzas a la Pili.

Pese a todo no me quejaba, porque a la vuelta, cuando el sol iniciaba su retirada diaria, siempre me esperaba en casa un bocata de mortadela y un par de series de ficción británica que disfrutaba mientras daba buena cuenta del mismo.

La primera era Dr Who. Nunca llegué a entenderla muy bien, claro que con treinta años a sus espaldas, no podía esperar desentrañar la trama teniendo en cuenta además que cuando llegaba ya me la encontraba empezada; pero la cabina de teléfonos y la bufanda a rayas me hacían gracia.

La otra sin embargo fue el inicio de mi veneración por las sit-com inglesas: Enano Rojo, que nada tiene que ver con la biografía de Santiago Carrillo sino con una gigantesca nave espacial minera que surcaba sin rumbo el universo desconocido, habitada por un puñado de extraños personajes, debido a que una fuga radiactiva había acabado con la totalidad - 1 de la tripulación.

Millones de años después del desastre, Holly, la computadora de a bordo despierta de la animación suspendida, en la que se encontraba el día del accidente como castigo a una infracción, a David Lister: el ejemplar de ser humano que nadie escogería como representante de la raza humana; en seguida descubre que no es el único hombre que deambula por los pasillos de la nave, también está Arnold Rimmer: estirado, relamido, inflexible... holograma. Un recuerdo tetradimensional del que fue su compañero de camarote y oficial superior en el escalafón.

El cuarteto protagonista lo completa el Gato, un bípedo evolucionado de la gata de Lister, presumido y marchoso, que a ratos recuerda a Urkel (como cualquier afroamericano que hace el payaso). A lo largo de la serie, de 8 temporadas, se iría incorporando algún personaje más aunque las tramas se desarrollan alrededor de Rimmer y Lister.

Me encantaba esta comedia, tanto por los gags, las apariciones de Gato, las historias surrealistas y de ciencia ficción y por ese pequeño componente de exploración de la nave que protagonizaba algún que otro capítulo y que daba como resultado el descubrimiento de salas increíbles, como la que les permitía viajar en el tiempo al día del desastre.

Ese gustillo por los lugares abandonas y la sci fi hizo que años después fuera el único espectador que siguiera el concurso Scavengers, eso si, Osborne vestido con un traje futurista era un oxímoron puro.

Como todo lo bueno, el binomio bocata - Enano Rojo pronto tuvo su final. Unas complejas reformas en el colegio hicieron que sólo se pudiera usar un edificio de los dos que constituían las instalaciones, lo que obligó a crear dos turnos y a unir las horas lectivas. Los alumnos pudieron descubrir las bondades de la jornada continua y así, con el sabor de las mieles de la libertad aún reciente en sus paladares, como si de unos modernos seguidores de Espartaco se trataran, los estudiantes nos pusimos en huelga para reivindicar nuestro derecho a pasar las tardes tocándonos los... intercambiando cromos.

En realidad los instigadores de la huelga fueron los de los últimos cursos, que empezaban a descubrir el verdoso y aromático mundo del cáñamo; los demás secundamos el parón por amor a la vagancia y a la creencia hippie de que el trabajo envilece.Yo aprovechaba para leer la Micromania e intentar ligarme a Ángeles con diatribas sobre el triángulo de las bermudas, procurando mantenerme alejado de las barricadas en llamas que otros compañeros más exaltados, involucrados en la lucha o simplemente delincuentes, formaban en mitad de la calle, impidiendo al repartidor de cerveza entregar su carga en un bar que había frente a la escuela.

La fuerza de los borrachos del pueblo hizo que la balanza de la razón se decantara hacia nuestro lado, con lo que diez días después las clases volvieron a llenarse, quedando eliminadas las clases por la tarde. Con todo el tiempo del mundo, la hora de la merienda se adelantó y con ella el tiempo que pasaba frente a la tele, con lo que dejé de ver la serie. Un motivo muy peregrino si, pero aunque ahora no me muevan ni con un bulldozer, en aquella época sólo mientras comía podía aguantar parado en un sitio.

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2 comentarios:

  1. Imagino que por Málaga emitirian esta serie en el canal autonómico, como lo hacían por aquí...bueno, no teniamos dicho canal, simplemente los repetidores de Telemadrid tenian mucha potencia.
    Me gustaría que la repusieran ya que no ví ni un capítulo, del Dr. Who en cambio si, y sospechaba que era un producto para lobotomizados agudos.
    saludos!

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  2. Efectivamente, la daban en la recien inaugurada Canal Sur, antes de que fuera reconvertida en televisión para viejos.
    Es una serie complicada de encontrar en internet de forma completa, y la calidad de imagen de la mayoría de los capítulos es muy pobre. Creo que en algún canal por satelite la daban, pero bueno, habrá que esperar.
    De Dr Who sacaron un spin off hace relativamente poco que estaba muy bien: Torchwood. ¡¡Había frecuentes besos lésbicos!!
    un abrazo!!

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