Cuando el arte se puso un poncho....

Con la edad vamos ganando confianza, experimentamos cosas nuevas y vamos creciendo como personas, al contrario que cualquier personaje de la Marvel que lo único que hace es encadenar una sucesión absurda de problemas como: soy gay y en mi patrulla no me aceptan.

Nuestros gustos también van cambiando. Por muchos años que cumpla seguire idolatrando "Oliver y Benji". Sin embargo el otro día viendo Fraggel Rock me aburrí como una ostra, cuando de pequeño soñaba con ser como Matt el viajero. Pero si sobre algo ha cambiado especialmente mi opinión, es sobre el western.

Antes no me hacía mucha gracia, excepto en las películas en las que oleadas de pieles rojas asaltaban el fuerte de turno, por aquello de mi gusto por el éxito o por la nihilista imagen de una lucha desigual entre el hombre blanco y las hordas de caballo loco, Toro Sentado o cualquiera de esos indios de animalescos nombres.

Todo cambió cuando ví la obra maestra y culmen del Spaguetti western: "El bueno, el feo y el malo", precuela que junto con "Por un puñado de dolares" y "La muerte tenia un precio" (la más floja de las tres en mi opinión) pone el broche final a la trilogia del dolar; dirigidas todas por Sergio Leone.

El rubio es el personaje protagonista del film, interpretado magistralmente por Clint Eastwood, el último hombre de un Hollywood, inundado ahora de imitadores de N´sync cuya fama se extingue como la luz de una estrella fugaz. Él es un "bueno" algo atípico, que se gana la vida cobrando la recompensa por la cabeza de Tuco, el "feo" con quien está compinchado. El descubrimiento de la existencia de un tesoro enterrado por un confederado en algún lugar del Oeste, es el que desencadena una trama, que contiene muchos de los mejores momentos de la historia del cine.

La música de Ennio Morricone, al que el apelativo de genio, se le queda corto, se fusiona a la perfección con la historia, siendo un personaje más de la misma. Como muestra: The sundown, que acompaña a la presentación de El malo. Jamás una melodia anunció de forma tan magistral la inmisericorde muerte que otorga un colt.

Y por si esto no fuera poco, se rodó en España, en los desiertos de Almeria, con la total colaboración del ejército español, que ya por aquel entonces (finales de los 60) se dedicaba a otros menesteres que no fueran pegar tiros, que por otra parte, bastantes habian dado ya. Las anecdotas del rodaje son múltiples, como las innumerables veces que se hizo daño Eli Wallach, pero están todas en la wikipedia, asi que todo lo que escriba está de más. No dejeis de verla, si es que queda alguien que no lo haya hecho.

Por esta escena, he querido ser toda mi vida Lee Van Cleef

Compartir:
spacer

2 comentarios:

  1. Ejem, es que el Leone no es pa mis nervios... ¿Hace un stracciattella? Un beso, guapetón

    ResponderEliminar
  2. Leone era un maestro de la tension dramatica y muchos aprendieron gracias a el. Vease por ejemplo el comentario de John Carpenter para la edicion en dvd de Hasta que Llego Su Hora. aunque eso de que la muerte tenia un precio es la mas floja es bastante discutible...
    Y no llames Rubio al pobre hombre (del poncho), que es el Manco...

    ResponderEliminar