Pret a porter

Cuando Dante escribió la "Divina comedia", olvidó mencionar el peor infierno de todos: las tiendas RPZ (ropa, perfumería y zapatos). Un infierno por el que todo hombre dispuesto a entablar algo mas que amistad con una chica debe de pasar en algún momento de la relación.

Para la gente inexperta, como yo, acompañar a una mujer a comprarse ropa significa contemplar a la chica de sus sueños enfundada en atrevidos, sugerentes y ceñidos trajes de noche, vaqueros o tops, que de otra forma jamás se atrevería a ponerse, ya sea por su coste o por lo atrevido de la prenda (según sea cada una)

Es como la carrera de informática, si no tienes información sobre ella te parecerá lo más molón del mundo, pero una vez cruzas el umbral... el infierno se abre ante ti y el diablo en persona te recibe con tridente en mano y aliento de azufre. Estás perdido.

No es lo mismo entrar en una (en este caso conocida) boutique, allí te reciben bellas dependientas, ángeles a ojos del incauto comprador, que no tardan en transformarse en arpías dispuestas a todo con tal de captar a un cliente y chuparle la tarjeta de crédito. Para rematarlo todo, una de ellas era la viva imagen de una chica con la que salí hace tiempo, lo cual me trajo penosos recuerdos que amenazaban con empañar la mañana.

A medida que mi amiga iba recorriendo los pasillos de la tienda, iba cargándome con pantalones, camisetas, jerseys y en definitiva, cualquier cosa que pudiera sentarle bien y que una vez recorrido el establecimiento de arriba a abajo, pasaría a probarse para mi regocijo y deleite.

¿Cómo iba a saber yo que, lo que me parecía no nos llevaría más de unos minutos, se iba a prolongar por más de una hora? Pues ante un mostrador con diversas chaquetas, surgió una de las grandes incógnitas del mundo: ¿cómo distinguir la pana marrón, de la pana algo menos marrón? y no sólo eso ¿cómo distinguir cual de los dos tonos te favorece más?

Hay temas para los que la mente de un hombre sencillamente no está capacitada, y ese es uno de ellos, así que mientras ella discutía la cuestión con una de las dependientas, me acerqué a una ventana a contemplar a las chicas guapas que pasaran, ya que mirar a las que había dentro de la tienda, hubiera quedado un poco mal.

En ello estaba cuando un par de hombres trajeados, entraron en mi campo de visión, deteniéndose junto a un banco a un par de metros de mi posición. Por fortuna estaba tras un cristal blindado de 5 centímetros de grosor a prueba de testigos de Jehova, pues eso es lo que eran, gente por otra parte contra la que no tengo nada, a no ser que me despierten de la siesta (cosa que suelen hacer).
Como ninguna de las chicas que paseaban por la calle, llamaba mi atención, me dediqué a contemplar la labor evangelizadora de aquellos hombres, que hasta el momento habían tenido escaso éxito.

Entonces llegó él. No sólo prestó atención al saludo de los dos, sino que entabló conversación con ellos!!!. Algo inaudito pues ¿qué lleva a una persona a detenerse en mitad de la calle a hablar con unos testigos de Jehova? ¿cómo de vacía debe de ser su existencia para atesorar con alegría (porque lo disfrutaba) una charla con dos desconocidos que tratan de convencerle de que el mundo está podrido y lo mejor que puede hacer es empezar a creer en alguien en quien hasta el momento no creía, con los problemas de adaptación que conlleva, como por ejemplo empezar a ver el sexo solitario como algo pecaminoso en lugar de un acto de desahogo por parte de aquellos que no pueden acostarse con una mujer? El tipo era joven, barbudo, sin trabajo (digo yo, porque a las 12 si vas por la calle es que estás en el paro), alrededor de la treintena... igual era su supervisor.

La deliciosa voz de mi acompañante me devolvió a la realidad. Tras revolver media tienda había llegado la hora de los probadores. La imaginación, la libido y cierta parte de mi cuerpo se dispararon ante lo que me esperaba, y mucho más al ver que todo lo que ocultaría su delicado cuerpo de mi, era una simple cortina, bastante fina al tacto. Pero dicha cortina deben haberla diseñado ingenieros de la Nasa porque no dejaba ver nada, ni el más mínimo centímetro de su sedosa y perfumada piel. Parece mentira que algo tan corto pudiera ocultar tanto. Lo único que pude hacer fue agachar la cabeza y rezar porque se le cayera algo al suelo. De más está decir que no fue así y pronto apareció ante mí con unos pantalones que se ajustaban a su trasero como un guante, dispuesta a hacerme una pregunta que por siglos ha sumido a los hombres en la desesperación: ¿esto que tal me queda?

Debido al escultural cuerpo de mi amiga, cualquier cosa que se pusiera le hubiera quedado bien y así se lo hice saber. Menos suerte tuvo el chico que tenia al lado. Yo no se mucho de mujeres, pero si una chica te consulta si esa camiseta que lleva le hace mucho pecho, es que te considera inofensivo como una zanahoria en un campo de lechugas.

Tras más de 3 horas en la tienda, la mayoría de las chicas me miraban de forma complaciente, incluso en los probadores no dudaban en salir medio desnudas, ignorantes de que ante ellas había un hombre que literalmente se estaba cociendo por dentro. A tanto llegó la cosa, que tentado estuve de colocarme un cartel que dijera "No soy gay". Claro que entonces, la señora tan atractiva del probador de al lado no me hubiera pedido que le subiera la cremallera....
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10 comentarios:

  1. Oye,lo de los probadores de tias es un puntazo.
    Cuando era un chavalin,antes de que estuviera de moda que las tias estuvieran en la playa sin la parte de arriba del bikini (quien nos lo iba a decir),la oportunidad que tenias para ver tetas era ir con tu mami a esas tiendas y hacerte el niño despistado con la vista perdida pero con el rabillo del ojo más afilado que la espada de D`artagnan.Ohh que subidon de adrenalina daba ver un minimo resquicio entre la cortinilla y ver una chica en sujetador....

    Por lo que respeta a ir de compras con una mujer,pues es muy pesado,porque nosotros queremos irnos pronto,y ellas parece que si se van pronto han elegido mal.

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  2. Secundo a David y propongo la extinción de los probadores unisex:no me concentro en lo que me pruebo...

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  3. Genial relato Roboto, jajaja, me has hecho sonreir de nuevo, imaginándome la escena.

    Por cierto ¿compró algo al final?

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  4. Yo para estas cosas tengo un problema sin solucion... Soy un engendro del infierno, un autentico informatico vocacional...

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  5. De nuevo genial post, Roboto. A ver cuando nos presentas a tu amiga... :P ¿Rubia, PELIRROJA o morena?

    Respecto a las tías que entran dentro de la tienda, a no ser que vaya acompañado de mi mami, las miro y las remiro de arriba abajo. Sin quitarles la mirada ni disimular. Parece que les mola sentirse deseadas pq algunas hasta te siguen el juego. No es x nada... pero es un gran sitio para ligar.

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  6. Yo siempre voy sola de compras, ni amigas ni amigos, es un rollo aguantar a otras personas con sus consejos.

    Por lo que estoy leyendo los chicos os quejáis mucho por ir a tiendas y luego os lo pasáis genial, ¡lo que descubre una leyendo blogs!

    Mr Roboto: sobre tus consejos para ligarme al usuario puntualizo lo siguiente:

    1) Si es gay lo disimula muy bien

    2) No tiene novia, en todo caso tendría novias

    3) Aunque se pasa el día estudiando saca pocos libros en préstamo y aún no he podido ver su ficha en la base de datos. No se ni como se llama (mejor, más misterio)

    4) Es el único que no deja los libros tirados por ahí cuando lee en la sala, insiste en dejarlos perfectamente colocados (vale, puede ser un maniático del orden)

    5) Siempre le sonrío cuando le digo hola y adios, pero como eso se lo hago a todo el mundo (soy una bibliotecaria muy simpática) no creo que se sienta especial

    Eso es todo, me temo que esta relación no tiene futuro

    La bibliotecaria morena

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  7. Gracias a todos :) Ciertamente ir de compras con una chica puede ser muy gratificante, sobre todo si la chica es tu novia/compañera/amiga con derecho a roce/amor de tu vida/etc y ademas te pide opinion sobre lo que le quedaria mejor o no.
    Ir solo como mula de carga es bastante aburrido, pero siempre se ve compensado por la oportunidad de poder meterte con ella en el probador.
    Resumiendo, si la chica ni te pide opinion, ni te deja entrar en su probador, sera lo mismo que asistir a un concierto de : un coñazo.
    Hoeman, es morena :) ya os la presentare ;)
    Bueno bibliotecaria morena, torres mas altas han caido, el que él quiera ordenar los libros puede atender a 3 razones:
    1. Es un maniatico del orden y por extension de la limpieza, casi que mejor que no se fije en ti.
    2. Quiere ahorrarte trabajo porque le gustas
    3. Quiere quitarte el puesto de bibliotecaria. Si tienes el tratado de bioquimica de Lehninger a mano, aprovecha y lanzaselo a la cabeza en cuanto le veas cruzar la puerta.
    Tambien es posible que tenga un minimo de educacion, pero bueno, eso carece de relevancia :P
    Si lo de sonreir no funciona... cuando vayas a darle un libro prueba a coger su mano mas de lo necesario y mirale a los ojos, en las peliculas siempre funciona :)
    Besos para ellas, abrazos para ellos!!

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  8. Perdonad esta intromisión, pero...Bibliotecaria morena, Roboto...desde mi objetividad, pareceis almas gemelas perdidas en una biblioteca. Lamentablemente cada uno en la suya, que supongo no es la misma (o sí? y no sabeis que cada uno de vosotros es el otro de la historia?).

    Besos bibliotecaria morena y besos para ti también Roboto.

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  9. Pedazo de ingenuo. Preguntarte si esa camiseta le hacía mucho pecho era una clara provocación. Si es que hay que dároslo todo mascado, caray, qué poco sutiles sois.... XD

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  10. Jajajaj, no se yo que decirte eh? porque la chica bien hacia por ocultar sus salientes senos :( Ahora, más provocación hubiera sido que me dejara entrar con ella al probador :D

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