Alla van con el balón en los pies....

¿Quien de nuestra generación no se aficionó en su infancia al fútbol gracias a "Oliver y Benji"?. La protagonizaban personajes de todo tipo: desde el niño que pasa por mas escuelas que un profesor suplente hasta el macarra del barrio con gran corazón. Yo no fui una excepción. Tras practicar con mi hermano la colera del dragón, me sentaba a ver todos los dias esos partidos con campos kilométricos y más épica que en las tres películas del Señor de los Anillos juntas (marchese Sr Jackson, mar-che-se). Más de una vez intente traspasar el gusto por los partidos de Oliver, a los partidos que jugaban personas de verdad sin peinados psicodelicos, pero no era lo mismo. Ni tiros del águila, ni balonazos que dejaban sin respiración a quien pillara por medio, ni paradas acrobáticas, ni jugadores abnegados que con un brazo y una pierna rotos siguieran jugando.... el fútbol de verdad era un pestiño.
Luego llegó el instituto. No conocer a nadie en la clase que te toca es duro, pero más duro es comprobar que la gente que hay, únicamente habla de fútbol (bueno y de tias, pero siempre de manera abstracta). Tras varios meses condenado al ostracismo del empollón, decidí que eso tenia que cambiar (ya empezaban a hablar de chicas de forma no tan abstracta y queria enterarme de todo).
Me lei unos cuantos libros sobre el tema y poco a poco me fui aficionando. No era un chiflado de esos que se traga hasta los partidos de alevines, pero solia ver los partidos importantes e incluso llegaba a implicarme en el juego.
Me averguenza decirlo, pero si, yo era de los que pensaban que cuando decian que España tenia posibilidades de ganar un mundial, se lo creia. Claro que empecé a pensar que igual se equivocaban porque siempre perdiamos de la forma más absurda, ayudada por el árbitro de turno.
El hecho de entrar en la universidad significó un profundo cambio en la situación. Saber de fútbol era secundario, lo que se llevaban eran los orcos, trasgos y cualquier personaje con piel verde. Como para esa época ya existia internet y las chicas no huian de mi (al menos hasta dos o tres dias despues) pase de la gente. Así fui dejando el fútbol hasta el mundial del 2002, el dia del partido con Corea del Sur, estuve a punto de romperme un brazo y una pierna ante la furia con que arremetia al televisor tras cada "fallo" del árbitro. Mi traumatólogo me prohibio acercarme a menos de 3 metros de un balon de futbol, aunque fuera dibujado, hasta el dia de hoy.
Se ha realizado el sorteo para el mundial de Alemania 2006 y de nuevo nos han tocado en suerte varios equipos que al final terminaran dejandonos en la cuneta y provocando traumatismos varios a varios de nosotros. Asi pues, no veais el fútbol, el baloncesto es mucho mejor.
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